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El sinhogarismo y la enfermedad mental: de la exclusión a la inclusión
recursos con las personas que acuden con esta rea-
lidad? Ante todo favorecer el desarrollo integral de la
persona, facilitando el grado de autonomía necesa-
rio, para su integración social.
Un principio fundamental es no tratar a todo el mun-
do por igual. La atención que se realiza es:
• Individualizada: cada uno tiene su propia histo-
ria, sus propias dificultades, sus propios recursos
y capacidades.
• Evaluación de necesidades en diferentes áreas:
sanitaria, psicológica, social, familiar, formati-
vo-laboral, etc.
• La atención se realiza desde un equipo de tra-
bajo multidisciplinar (técnicos de distintas áreas:
social, educativa, psicológica)
• Coordinación con equipos de Salud Mental y
otros recursos específicos (Unidades de Salud
Mental, Unidad de Urgencias Psiquiátricas, ECAs,
Equipos de Atención Primaria, Unidades de Hos-
pitalización, CRR, CRPS, etc…). Que permitan tra-
bajar los distintos objetivos a nivel sociosanitario
durante la estancia de la persona en nuestros
recursos, y que podrán seguir sirviendo como
soporte cuando la persona ya no resida en nues-
tros centros.
¿Qué objetivos trabajamos?
• Estabilización física y psíquica: se realiza acom-
pañando en la adquisición de hábitos saludables
(hábitos de higiene, horas de sueño, dieta salu-
dable, ejercicio físico, actividades de ocio y tiem-
po libre). Incluir a la persona en la red asistencial sociedad.
de Salud Mental, para realizar un diagnóstico o
retomar el seguimiento si ya está diagnosticado
(Equipos de Atención Primaria, Unidades de Sa-
lud Mental, ECAs…)
• Evaluación de necesidades personales y estable-
cimiento de sus objetivos, a trabajar desde dis-
tintas áreas.
• Informar y motivar para el cambio. Es necesario
que entiendan la importancia de un cambio en
el estilo de vida. Este trabajo se realiza a través
de entrevistas individuales, grupos y distintos ta-
lleres.
• Si existen problemas de adicción, la desintoxi-
cación y el mantenimiento de la abstinencia es
fundamental para tratar la salud mental, porque
se influyen mutuamente.
• Concienciación de la enfermedad. Una caracte-
rística que los define es que presentan una fuerte
resistencia a reconocer su problemática e identi-
ficar sus síntomas como parte de un trastorno.
Este objetivo se lleva a cabo a través de entrevis-
tas con el área psicológica, grupos (autoayuda,
psicoeducativos) y diferentes talleres. Sin olvidar
darle contenido a su tiempo libre con distintas
actividades, dentro y fuera de los centros.
• Prevenir conductas de riesgo. En el caso de per-
sonas con patología dual (enfermedad mental
y adicción), mantener la abstinencia. También
identificar situaciones donde es más fácil para
ellos desestabilizarse y dotarles de estrategias
para evitar y/o afrontarlas, dependiendo del
caso.
Y, por último, el trabajo con las familias (siempre que
sea posible). La incorporación de la familia permite
alcanzar una mayor implicación en el seguimiento te-
rapéutico. Ofreciéndoles un espacio donde también
ellos pueden ser escuchados y compartir cómo se
sienten, qué dudas les asaltan, etc…
Es necesario resaltar la necesidad del trabajo en red.
Trabajar de la mano entre diferentes entidades públi-
cas o privadas (recursos sin hogar, recursos de salud
mental, recursos sanitarios…), es siempre enriquece-
dor para estas personas. Una buena coordinación en
este sentido permite establecer sinergias, articular
intervenciones simultáneas y tener un mismo prisma
de la persona que impulse la consecución de sus ob-
jetivos.
Empleo, sin hogar y salud mental
En personas que sufren situación de sin hogar y, ade-
más, sufren alguna enfermedad mental, el desem-
pleo es otro factor relevante que agrava aún más la
situación. En ocasiones estos factores son desenca-
denantes de patologías psiquiátricas, pero, en otros
casos, son consecuencias de la propia exclusión.
Sea de una manera o de otra, el desempleo puede
ser un factor de riesgo, pero también una protección
ante la exclusión y, por ello, es importante abordar-
lo. Tener un trabajo ayuda a dignificar a la persona,
a que se sienta útil y sienta que forma parte de la
Las personas que acuden a los recursos de empleo
con estas características, sobre todo en aquellos ca-
sos donde la enfermedad es más grave o severa, sue-
len presentar una escasa trayectoria laboral. Muchas
veces las recaídas o la propia inestabilidad les han
impedido hacer frente a las exigencias de un puesto
de trabajo normalizado.
Resulta necesario también, realizar un ajuste de ex-
pectativas en las personas y que vean que mejorar
la empleabilidad supone un proceso, en el que la
consecución de un puesto de trabajo es el resultado
final a medio o largo plazo (en alguno de los casos)
pero no el único fin. Al mismo tiempo, nuestra inter-
vención requiere de una sensibilización social y, en
especial, al tejido empresarial para romper con la es-
tigmatización y visibilizar las capacidades de las per-
sonas como forma de añadir valor a las empresas.
Existe una idea social errónea de las capacidades de
las personas con enfermedad mental y sin hogar.
Que lleven tiempo en desempleo no significa que
no tengan la capacidad de desempeñar un puesto
de trabajo. Todos tenemos derecho a trabajar tal y
como marca el artículo 33 de la Constitución Españo-
la, y todos tenemos la capacidad para ello. Se trata de
que estas personas puedan optar a puestos de traba-
jo ajustados a sus capacidades y sus habilidades, ya
que esto permitirá que la persona pueda responder
ante la exigencia de un trabajo y mantenerse en este.
Rehabilitación Psicosocial - Volumen 18 nº 2 - Julio-Diciembre 2022 61