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Jóvenes sin hogar: la ilusión de sobrevivir
titucionalización en los que, en ocasiones,
no se ofrecen alternativas residenciales que
puedan dar continuidad al acompañamiento
en la transición a la vida adulta. Uno de los
motivos por los que ocurre esto es la insufi-
ciencia de recursos existentes.
Como consecuencia, acaban en recursos de
la red de atención a personas sin hogar, que
no es el lugar adecuado para dar respuesta a
sus necesidades específicas y que puede in-
cluso afectar de manera negativa a sus proce-
sos personales de desarrollo vital.
• Alta prevalencia de malestar psicológico (un
77,6% presentan mala salud mental) y falta
de atención al mismo debido a las dificulta-
des de acceso al sistema sanitario que tie-
nen en muchos de los casos y a la falta de
personal en general de los dispositivos de
atención a la salud mental. El deterioro en la
salud mental es especialmente significativo
en las mujeres (aproximadamente el 91% de
las mujeres menores de 36 años presentan
un posible caso de mala salud mental) y entre
las enfermedades diagnosticadas destacan la
depresión (36.6%) y el trastorno límite de la
personalidad (12,2%).
• Situación administrativa irregular (31,7%) y
las dificultades de acceso a derechos básicos
que esto conlleva en ámbitos como el de la
asistencia sanitaria, el sistema educativo for- mencionar que, afortunadamente, las políticas ge-
mal, el mercado de trabajo, las prestaciones
sociales para la cobertura de necesidades bá-
sicas o el acceso a la vivienda.
• Escasez y precariedad de las redes de apoyo
social informal (casi inexistencia de relacio-
nes familiares y cuando las hay, éstas son
muy frágiles y normalmente están basadas
en la conflictividad. Otras relaciones sociales resultados obtenidos en las evaluaciones llevadas a
que pueden tener son con personas que se
encuentran en la misma situación de exclu-
sión que ellos/as).
• Alrededor de la mitad de estas personas con-
sideran a las figuras profesionales como ejes
de su bienestar e inclusión social.
• Parecen estar menos afectados por la exclu-
sión digital en comparación con otros grupos
de edad6.
Como ya hemos comentado anteriormente, desde
un enfoque basado en la prevención, el trabajo sobre
los factores de tipo estructural resulta primordial. De
esta manera, se evitaría en gran medida la expresión
de las diversas problemáticas sociales en sus más
graves estadios, lo cual conlleva un importante de-
terioro en las diferentes esferas de las vidas de las
personas así como la dificultad de reversión de los
procesos y la recuperación de éstas y de sus proyec-
tos vitales.
En el caso de las personas jóvenes es aún más in-
justo e indigno que cada vez haya más casos en los
que en la etapa vital de la transición a la vida adulta
en la que se tienen que articular con ilusión y mo-
tivación, sueños y proyectos de vida, sus esfuerzos
estén empleados no para conseguir tales metas, sino
simplemente para poder sobrevivir, sin detenernos a
reflexionar sobre las consecuencias sociodemográfi-
cas y económicas que esto tendrá para el futuro de
nuestra sociedad.
Los dos factores estructurales que más afectan a las
personas sin hogar en general y a los/as jóvenes en
particular son las dificultades de acceso al mercado
de trabajo y el acceso a la vivienda. En relación con
este último punto se están intentando llevar a cabo
diversas medidas a nivel estatal y regional para faci-
litar el acceso a la vivienda de los/as jóvenes e inten-
tar evitar situaciones de mayor vulnerabilidad. Éstas
son fundamentalmente ayudas económicas que,
aunque necesarias, no son suficientes ya que siguen
generando desigualdad al dejar fuera de su cobertu-
ra a algunas personas y que además son de carácter
temporal. Este hecho supone que en el momento de
dejar de percibirlas has de tener los medios necesa-
rios generados por tu propia cuenta para seguir sos-
teniendo esa estructura de vida y no siempre ocurre
así. Los factores estructurales que favorecen las si-
tuaciones de vulnerabilidad y exclusión se relacionan
entre sí y han de tratarse no por separado sino de
una manera integral para garantizar el mayor éxito
posible.
Para los casos que ya no se encuentran en situación
de mayor o menor vulnerabilidad sino que están
ya inmersos en procesos de exclusión social seve-
ra como es el caso de las personas sin hogar cabe
nerales de atención a este colectivo en España están
reformulándose desde hace aproximadamente cinco
años, dejando atrás el modelo de atención clásico
conocido como el MODELO DE ESCALERA O “TREAT-
MENT FIRST” e intentándose adaptar paulatinamente
a los llamados MODELOS CENTRADOS EN LA VIVIEN-
DA o HOUSING LED y sus diferentes variantes. Éstos
dignifican en mayor medida a las personas y por los
cabo en cuanto a su aplicación, son más exitosos que
el modelo tradicional7,8. Estas estrategias se diferen-
cian de la antigua en cuestiones como el considerar
a la vivienda como núcleo de los procesos de recu-
peración biopsicosocial y reinserción así como un
derecho básico de las personas, por ello se pone en
primer lugar y no en último como ocurre en el Mo-
delo de Escalera alcanzando de esta manera la mo-
tivación necesaria para el cambio y para implicarse
activamente en sus propios procesos.
En los nuevos modelos, la vivienda también es con-
siderada no solo desde su dimensión física como
un alojamiento sin más, donde se llevan a cabo la
mayoría de las actividades básicas de la vida diaria,
sino que se tiene en cuenta su dimensión cognitiva,
afectiva y social aproximándose con ello al concep-
to de hogar9. En este sentido, pasa a ser también
un espacio necesario en el que desarrollar parte de
nuestra identidad, en el que sentirnos seguros/as,
tener intimidad y en el que poder relacionarnos con
otras personas.
Algunos de los principios que también son compar-
tidos por los modelos Housing Led son: el empode-
ramiento de las personas, la prevención, la desinsti-
tucionalización y la atención centrada en la persona
Rehabilitación Psicosocial - Volumen 18 nº 2 - Julio-Diciembre 2022 39