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La rehabilitación psicosocial también puede ser feminista
4. Debe propiciar el desarrollo de pautas de vida lo más normales que sea posible a través del desempeño de roles sociales
apropiados a las características de cada persona y de su entorno social concreto.
La crítica a este principio en relación a las pautas de vida lo más normalizadas posibles no tiene que ver con hábitos salu-
dables y mínimos comportamientos de autocuidado así como normas básicas de comportamiento civil imprescindibles
para el mantenimiento de una convivencia y orden social mínimo de respeto y relaciones cordiales entre vecinas y vecinos.
Por ejemplo, no puede ser que una persona con un gran déficit en funciones cognitivas superiores y gran desinhibición
social tenga una conducta realmente inapropiada, como hacer sus necesidades en la puerta de un establecimiento. Esto
no es aceptable para una buena convivencia, ni para la persona que regenta el establecimiento en cuestión y menos para
la persona con las dificultades mencionadas, porque es indigno y denigrante para ella. Pensar en todas las consecuencias
sociales que tiene el realizar este acto en su autoestima, integración en la comunidad y mirada social es imprescindible.
No me estoy refiriendo a esos comportamientos que sí hay que atender para recuperar la dignidad de esa persona. Me
refiero a cuestionar los propios juicios de valor de las y los profesionales en base al desempeño “natural “ de roles sociales
apropiados a las características de cada persona en relación al sexo.
5. La rehabilitación debe buscar la autonomía e independencia basándose en las capacidades, competencias y sistemas
de apoyo y soporte de cada sujeto y de su entorno.
Este principio es especialmente ambicioso y muy significativo si se consigue en la vida de las mujeres con TMG. El proceso
por el que tiene que pasar un hombre y una mujer para alcanzar el máximo nivel de autonomía posible no es el mismo
en ambos. En el caso de las mujeres sería recomendable hacer una revisión de sus relatos de vida, para cuestionarse en
la medida que ellas quieran y puedan, qué impedimentos han tenido para su desarrollo, previo y posterior al debut de la
enfermedad, sus propias capacidades. En base a esta revisión poder generar la autoconfianza y fortaleza necesaria para
modificar las dinámicas que afectan tanto al trato hacia sí mismas como al trato con el resto de personas.
6. Debe ofrecer apoyo durante todo el tiempo que necesite.
7. La rehabilitación debe partir del principio de individualización teniendo en cuenta las características únicas de cada
individuo y basándose en una evaluación individualizada de sus necesidades que abarque de un modo global todos los
aspectos del sujeto y de su entorno.
Este principio es especialmente relevante por cuanto se traduce directamente en una práctica diaria en Rehabilitación
Psicosocial, en cuanto que es parte de un proceso armado y ya sistematizado como es la evaluación inicial y continua que
realizamos en los dispositivos. El modo global de todas las personas atendidas, si está especificado en nuestros manuales
y guías, no así está explicitado como norma la evaluación de las necesidades específicas de las mujeres. Es imprescindible
incluir de manera sistemática en los procedimientos de todos los recursos de atención de la Red Pública de Atención Social
a Personas con Enfermedad Mental Grave y Duradera unas indicaciones técnicas de obligado cumplimiento que giren en
torno a las necesidades específicas de las mujeres. Hay una propuesta de protocolos específicos de evaluación que ha de
ser aceptada e incluida formalmente como parte de la evaluación y la planificación de la intervención en la práctica de la
rehabilitación psicosocial. (7)
Estas necesidades específicas tienen que ver con áreas como la historia biográfica y la evolución de la enfermedad. Incluir
en el caso de ser mujer las revisiones ginecológicas, embarazo, revisiones obstétricas, climaterio... En el área del afron-
tamiento personal y social, el abordaje de la sexualidad explorando ideas sexuales erróneas acerca de la sexualidad y
relaciones igualitarias, en el área de autonomía básica explorar mandatos de género e ideas irracionales en torno a la
administración y manejo del dinero, cooperación en tareas domésticas, cuidado de personas dependientes y en el área
familiar explorar posibilidad de existencia de violencia de género. (8)
8.Debe implicar una actitud de esperanza, expectativa positiva sobre el individuo y sobre sus potencialidades de desarro-
llo y mejora.
Esta actitud de esperanza es más fácil de lograr con la aplicación de las nuevas estrategias de intervención psicosocial
generadas desde el campo de la psicología del aprendizaje, la modificación de conducta, la terapia cognitiva. No es de ex-
trañar que estas terapias funcionen significativamente bien, ya que se aplican sobre personas con historias de aprendizaje
diversas, dispuestas a mejorar si se entiende y explica sus conductas actuales, no en base a comportamientos regidos por
una psique en mal
funcionamiento mejorada con psicofármacos, si no en base a respuestas aprendidas. Sería interesante valorar cuántas de
las etiquetas diagnósticas y síntomas que padecen muchas de las mujeres que atendemos comparten manifestaciones
clínicas con el Trastorno de Estrés Postraumático Complejo. La exploración de abusos sexuales en la infancia y experien-
cias de violencia machista en el ámbito de la pareja o fuera de ella es fundamental ya que es causa o detonante de gran
parte del sufrimiento vivido por muchas mujeres que atendemos. (9) Es importante incorporar esta perspectiva, enten-
diendo sus historias de vida con perspectiva de género, entender la sintomatología que pueda estar presentando como
una respuesta a la violencia sufrida y entender que la perspectiva diagnóstica puede inducir a un tratamiento erróneo. Al
tratar el sufrimiento y la incapacidad funcional desde la evaluación en profundidad y teniendo en cuenta posibles situa-
ciones de violencia vivida pasada y/o presente, visibiliza y modifica con su explicitación la normalización de la violencia.
La actitud de esperanza se puede aplicar a estas personas llamadas nuevos crónicos. Son personas que sin haber estado
institucionalizadas previamente durante largos años, parecen usar los recursos asistenciales de manera frecuente, salien-
do y entrando de las urgencias como un fenómeno de “puerta giratoria” como dice en el capítulo V del libro “La Reforma
14 Rehabilitación Psicosocial - Volumen 19 nº 2 - Julio - Diciembre 2023