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Análisis de necesidades asociadas a personas con trastorno mental grave atendidas en centros y servicios de rehabilitación psicosocial con elevada edad
que eliminen los estereotipos negativos y la discriminación hacia las personas mayores, o edadismo, en favor de la plena
participación en la economía y sociedad en general [3].
En cuanto a los Trastornos Mentales Graves (TMG), la prevalencia cambia según fuentes y criterios utilizados para definir
la gravedad. En uno de los estudios más citados en España, el estudio ESEMeD-España [4], se estimaba que alrededor del
3,3% de la población española sufrirá trastornos mentales graves en algún momento de su vida. En los datos proporciona-
dos por la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2022-2026 se citan los datos de la base BDCAP (Base
de Datos de Atención Primaria) en la que se identifica, en el año 2017, un total de 1,2% de la población con un diagnóstico
de psicosis [5]. Al no disponer de datos precisos, o estudios recientes que proporcionen números más exactos, y hacien-
do una estimación conservadora del 1% para los trastornos psicóticos graves más significativos, como la esquizofrenia,
estaríamos ante unas 481.864 personas con un TMG en España. De ellos, el 33,98% (163.737 personas) tendrían más de
55 años.
Necesidades en personas con TMG y edad avanzada
En el proceso de hacerse mayor, las personas con un TMG deben afrontar no solo las consecuencias y malestares de la
enfermedad mental, sino también los cambios físicos y sociales relacionados con la edad.
El grupo de TMG más frecuente está formado por los diagnósticos de esquizofrenia, trastorno bipolar y trastornos depre-
sivos de larga evolución. En estos grupos la esperanza de vida está reducida entre 10 y 20 años en comparación con la po-
blación general [6]. En esta línea, y siguiendo los datos Wahlbeck [7], los varones con esquizofrenia mueren 20 años antes
y las mujeres 15 años antes que la población general. La mayoría de esas muertes es debida a enfermedades somáticas.
Dentro de estas, el efecto adverso del tratamiento farmacológico mantenido tiene relevancia. Los antipsicóticos contribu-
yen a una mayor prevalencia de diversos problemas de salud, como son: diabetes mellitus y síndrome metabólico, entre
otros [8]. Además, en atención primaria, se produce una falta sistemática de identificación y tratamiento de enfermeda-
des, especialmente cardiovasculares [9].
Si nos centramos en los datos relacionados con las mujeres mayores con TMG, según el estudio de Dickerson, 2007 [10],
las mujeres tienen un inicio del trastorno mental grave, específicamente en diagnósticos de esquizofrenia, más tardío
que los hombres, con un pico en la menopausia que hay que tener en cuenta. Las mujeres, a pesar de que en la edad
joven tienen síntomas menos graves que los hombres, en la edad mayor estas diferencias ya no son significativas. Son
más vulnerables a los problemas relacionados con el trastorno y con la edad. En la menopausia hay una exacerbación de
síntomas que conlleva mayor deterioro cognitivo y peor estado físico.
A esto hay que sumar los factores sociales y económicos que pueden determinar la evolución del trastorno y la salud.
El contexto en que vive la persona, la disponibilidad de recursos de tratamiento, el apoyo y soporte, los hábitos de salud
inadecuados, la clase social baja, el aislamiento social y las dificultades cognitivas, ente otras, pueden ser factores de riesgo
asociados al deterioro y a la peor evolución. Como se puede ver en el Cuadro 1, los determinantes sociales que influyen en
la salud mental de las personas con TMG al hacerse mayor, y sus consecuencias, son:
Cuadro 1. Determinantes sociales que influyen en la salud mental de las personas con TMG al hacerse mayores.
Fuente: SAMHSA, 2021 [11].
DETERMINANTE SOCIAL CONSECUENCIA
Aislamiento social. Mayor probabilidad de ansiedad y depresión.
Apoyo social insuficiente. Puede aumentar el estrés y la soledad.
Escasos ingresos económicos. Pobreza, malos hábitos de vida y ansiedad.
Estigma asociado al envejecimiento. Baja autoestima y percepción social negativa.
Violencia y abuso. Estrés postraumático, culpa y ansiedad.
Cambios en el entorno social.
Pérdida de roles sociales.
Discriminación.
Cambios o reducción en redes de apoyo.
Se suele estimar que entre el 70% y el 80% de las personas con un TMG vive en la comunidad y es ahí donde se expresan
sus necesidades de tratamiento, rehabilitación y apoyo social. Como consecuencia de las necesidades del trastorno, estas
personas suelen recibir apoyo de: atención primaria, centros de salud mental, servicios sociales, centros de rehabilitación
psicosocial, asociaciones, servicios hospitalarios, alternativas residenciales supervisadas y de familia y amistades. Las ne-
cesidades complejas del colectivo, sumadas a las de la edad, suelen exceder la capacidad de los servicios, ya que muchos
no están orientados a la combinación de necesidades TMG y edad avanzada.
En el estudio de Cummings y Kropf [12] se evidenció que parte de los cuidados los asumen las redes informales, en concre-
to las necesidades asociadas con el dinero, el apoyo emocional y los autocuidados en el domicilio. Los servicios formales
sanitarios y sociales para las personas con TMG y edad avanzada a menudo están fragmentados, se organizan en diferen-
tes niveles, o estructuras, y están poco coordinados. Esto se traduce en una dificultad para compartir información de la
persona o realizar tratamientos coordinados y continuados en el tiempo.
Rehabilitación Psicosocial - Volumen 20 nº 1 - Enero - Junio 2024 25