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FRANCO ROTELLI

                                         (In Memoriam)

Si hay una figura significativa de la gran reforma conceptual propuesta por la psiquiatría italiana de la postguerra,
justo al lado de Franco Basaglia, su icono fundamental, es Franco Rotelli.

Rotelli nació en 1942, casi 20 años después de Basaglia. Era hijo de una familia con tradición de fuerte sensibilidad
social. Su padre, Pietro, se había significado en la postguerra italiana como líder de cooperativas de pequeños
agricultores. Rotelli, como Basaglia, estudió medicina en Padua, y se especializó en psiquiatría.

Su primer puesto como responsable de una institución fue en 1969, a la edad de 27 años, como director del
Hospital Psiquiátrico Judicial de Castiglione, con 100 internos, convictos de graves crímenes. Es lo que yo llamaría
comenzar fuerte.

Desde el principio mostró una clara iniciativa transformadora, orientada confesamente, al igual que la de Basa-
glia, por la idea de Maxwell Jones de Comunidad Terapéutica. Los que conocieron su desempeño en Castiglione
relatan que destacó su determinación en mejorar las condiciones de vida de los internos, incluso favoreciendo
medidas que aumentaban su grado de libertad, sin dejar de apelar también a su responsabilidad. Describen otra
interesante característica de su modo de trabajar, que vino a ser una constante en el estilo de Rotelli como gestor:
su extraordinaria habilidad para crear condiciones de buena colaboración con otros profesionales o institucio-
nes. En este caso, en una quizás improbable buena sintonía con el Magistrado responsable de la vigilancia de la
entidad. Esta experiencia debió llamar la atención de Basaglia, entonces ya una figura significativa de la incipiente
reforma psiquiátrica italiana. Basaglia, tras su breve e intensa experiencia en Goricia, desde su cargo de entonces
en la provincia de Parma, lo llamó para colaborar con él como director del hospital psiquiátrico.

Cuando en 1973 el político democristiano Michele Zanetti llamó a Basaglia para encomendarle los servicios psi-
quiátricos de Trieste, garantizando al fin los medios y apoyos necesarios para establecer su modelo, Rotelli lo
siguió, entró a formar parte de su equipo cercano, y aceptó el encargo de responsabilizarse de una parte signifi-
cativa de la organización del servicio. Entonces contaba con sólo treinta años.

Así comenzó su relación con Trieste: un largo periodo en el que una rara combinación de tenacidad, firmes
convicciones y talento para la organización forjaron la reputación de Rotelli como la figura que se asocia al afian-
zamiento, continuación y profundización de las reformas en Trieste. Cuando en 1979 Basaglia deja Trieste para
aceptar un nuevo puesto en Roma, hace constar su expreso deseo de que Rotelli le sustituya. Queda así sellada su
vinculación a Trieste, que de una forma u otra, viene a durar casi 50 años. Toda una vida de impulso, coherencia
y adhesión radical a la reforma.

Tras la inesperada enfermedad y temprana desaparición de Basaglia en 1980, Rotelli mantiene su posición de
liderazgo en el desarrollo de los cambios iniciados en Trieste, logrando poco a poco una completa reforma del an-
tiguo manicomio. Lo reforma, derribando más que simbólicamente los muros del manicomio, hasta convertirlo en
un dispositivo permeable e integrado en la ciudad, abierto todos los días y también por las noches. Deconstruye
los servicios antes manicomiales, los reinterpreta. Reasigna hábilmente los recursos económicos. Crea aparta-
mentos en la ciudad para necesidades residenciales, para que el lugar donde vivieran los usuarios fuera un hogar
y perdiera toda referencia al hospital. Tomó en cuenta las necesidades de inclusión social, creando una gama de
recursos imaginativos de ingeniería social, que incluyó la participación de pacientes codo a codo con artistas pro-
fesionales en actividades artísticas y recreativas. Abordó la inclusión laboral creando un repertorio de dispositivos
institucionales completamente innovadores, cuyo estandarte serían sus amadas cooperativas sociales.

En su recorrido profesional participó o fue testigo en primera fila de eventos de primera magnitud, como la pro-
mulgación de la mítica Ley 180 de 1978, ley por la que Italia desterró formalmente los manicomios. Se le asocia
también al movimiento Psiquiatría Democrática, impulsado por Basaglia y colaboradores, en 1973.

En 1995 extiende su responsabilidad a la dirección de la Azienda Sanitaria de la Provincia de Trieste, entidad res-
ponsable territorial de gestión de servicios sanitarios, con ámbito de responsabilidad más allá de la psiquiatría:
en la organización de la asistencia sanitaria en general, introduciendo reformas conforme a la filosofía del modelo
comunitario. Su prestigio como reformador y gestor le granjeó la invitación para liderar el proceso de reforma de
la provincia de Caserta, donde trabajó entre 2001 y 2004.

Rotelli fue consciente de la trascendencia de la reforma en Trieste en el mundo psiquiátrico y no perdió ocasión
de difundirla. En 1986, bajo su dirección, se creó el Centro di Studi e Ricerche Salute Mentale, que más tarde se
convertiría en un centro colaborador de la OMS. Su trabajo fue ampliamente reconocido fuera de Italia. Fue invi-
tado a aportar su experiencia en numerosos procesos de reforma en Europa y Latinoamérica.

La obra intelectual de Rotelli es inseparable de la del gran movimiento reformador y revolucionario encabezado
por Basaglia, sin olvidar a los muchos colaboradores que merecerían ser mencionados con él: Franca Ungaro,
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