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Peppe DellAcqua, etc. Rotelli, como Basaglia, en su periodo de formación, se inició en el estudio de los autores de
la psiquiatría de su tiempo, si bien no tardó en mostrar su espíritu crítico hacia ésta. En un temprano pero signi-
ficativo escrito, disiente claramente de la aproximación intelectual a la psiquiatría de Kurt Schneider, discípulo de
Karl Jaspers. Ambas eran sólidas y respetadas figuras en su momento y en la historia de la psiquiatría que, con las
herramientas filosóficas de su tiempo, andaban explorando la posible ontología de las enfermedades mentales.
En su lugar, Rotelli abrazó una perspectiva nada ontológica, inspirada en la filosofía de Sartre: la de una psiquiatría
pensada como un encuentro radical con el otro. Rotelli instala su punto de vista en valores de razón práctica, los
mismos que entendería un campesino de la Toscana italiana: ya que no terminamos de comprender qué es la
locura, procuremos al menos resolver decentemente los problemas de la gente que la sufre. Ésto, según cuentan
quienes le conocieron bien, sin ceder un centímetro en su adhesión radical a un encuentro con el paciente basa-
do en respeto a la libertad.
Rotelli nos ha dejado cinco libros. Algunos son compilaciones de escritos o entrevistas, editados en Buenos Aires,
Rio de Janeiro y Trieste. Su pensamiento y escritos, siempre orientados en la lucha contra el manicomio en todas
sus formas, reflejaba sin disimulo la consciencia de las contradicciones de la psiquiatría, que abordaba sin rastro
de ingenuidad y con plena convicción de su complejidad. Su obra es una prolongada elaboración sobre la puesta
en práctica de ese encuentro en libertad con el otro que sufre, que empieza cuando el técnico aprende a colo-
carse como una persona ante el paciente, y prosigue a través de toda clase de creaciones de ingeniería social.
Quienes han visitado Trieste, o pasaron allí parte de su formación, saben a qué me refiero: se llevaron de allí la
experiencia de ese tipo de encuentro con el otro que Basaglia, Rotelli y sus compañeros fueron capaces de crear.
Rotelli nos visitó en España en 1994, invitado por la AMRP para nuestro segundo congreso. Todo estaba por ha-
cerse en la España de entonces. Eran tiempos en que se trataba de ver cómo se desarrollaría el mandato de la
Ley General de Sanidad de 1986. Tiempos políticos de discrepancia y polarización en cuanto a la forma en que
debía procederse. Los jóvenes que le fuimos a escuchar estábamos deseosos de reformas y quizás de poder
protagonizarlas.
Recuerdo con gran respeto su presencia algo distante, enérgica, su amable disposición a la discusión, que no
disimulaba la gran firmeza de sus convicciones. A nosotros, jóvenes profesionales de entonces, ya nos parecía un
claro referente de la innovación psiquiátrica para nuestro tiempo. Su prestigio como reformador le presentaba
ante nosotros como un faro mítico ante la vertiginosa sensación de las reformas que se debían implementar en
Madrid y en España, y nuestra naciente sensación de responsabilidad generacional ante ellas.
Su conferencia en Madrid, no fue complaciente. Nos llamó, nada menos, que a “rehabilitar la rehabilitación”. Ante
una audiencia entusiasta, deseosa y necesitada de encontrar el camino propio de la rehabilitación psicosocial en
España, enfatizó idea, ya intuida por muchos de nosotros, de la necesidad de estar permanentemente atentos
al fundamento esencial: como conectar de verdad con la persona, como estar atentos a escuchar o percibir sus
verdaderas necesidades, y no confundirlas con las demandas sociales, las necesidades de los servicios o las tradi-
ciones institucionales. Y por supuesto en la idea de acabar con lo que quedaba en España del manicomio, que aún
era mucho. Una encomienda que recibimos con agrado. Nos animó a ser valientes y creativos, a no temer ensayar
recursos institucionales innovadores, en la línea de sus queridas Cooperativas Sociales. Y, a renglón seguido, ante
cierta perplejidad de un auditorio instalado ya en el modelo de “rehabilitación psicosocial”, y por ende convencido
de estar en el lado correcto de la historia, nos llamó a considerar la necesidad de “rehabilitar la rehabilitación”. No
se puede negar que nos dejó pensando.
Benedetto Saraceno, Director que fue de Salud Mental de la OMS, lo conoció y trató desde que él mismo era un
joven médico iniciándose en la psiquiatría en Trieste. En evocadoras palabras de Saraceno, Franco Rotelli: com-
binó el sentido común administrativo de su hermano Carlo, con el sutil criterio de Gian Giacomo, su hermano
jesuita. Estos dones forjaron su extraordinaria capacidad para construir colaboraciones prácticas entre personas
e instituciones. Su discernimiento, que su hermano jesuita definió como “una negativa a someterse a la esclavitud
del temor a tomar decisiones, y una conciencia de no ser capaz de confiar en una serie de normas y comporta-
mientos preconcebidos”, fue el complemento indispensable de su radical sentido de la libertad.
Franco Rotelli falleció el 16 de marzo de 2023. Su obra le sobrevive.
Ricardo Guinea.
Presidente WAPR 2015-18.

