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EDITORIAL
Patología dual y rehabilitación psicosocial
R. Touriño
Vicepresidente de la Asociación Canaria de Rehabilitación Psicosocial
La coexistencia o comorbilidad entre el abuso o depen- recuperación. Es difícil su enganche y mantenimiento en el
dencia de sustancias y otro trastorno mental, conocida co- dispositivo o programa de rehabilitación. Los pacientes
mo trastorno o patología dual, supone un importante con patología dual pondrán a prueba la capacidad de los dis-
problema sanitario y social. Su reconocimiento y manejo es positivos y de los profesionales de rehabilitación psicosocial
difícil para los servicios de salud mental y de drogodepen- para poner límites y para ser flexibles. A pesar de las pecu-
dencias. La duplicidad de redes o la descoordinación entre liaridades y dificultades del abordaje de personas con pato-
ellas convierte a los pacientes con doble diagnóstico en logía dual, muchas de las estrategias recomendadas para
“casos” que rebotan de un dispositivo a otro, y en los que, su tratamiento son habituales en rehabilitación: participa-
con frecuencia, se intenta un abordaje de cada patología por ción del paciente, motivación, trabajo en y sobre el entor-
separado. Otras veces no se reconoce la magnitud del pro- no, empleo de abordajes psicoeducativos, individualización,
blema, o bien son pacientes considerados como de “perfil trabajo a largo plazo coordinado con otros profesionales,
no adecuado” para su atención en distintos dispositivos. La empowerment (capacitación), etc.
patología dual es más que la suma de dos problemas, cons-
tituyendo una forma peculiar del enfermar, que supone Si, como dice Laín Entralgo, enfermedad crónica es aque-
dificultades en cuanto a su etiología, diagnóstico y trata- lla con la que el sujeto debe contar a la hora de planificar su
miento. vida, y la rehabilitación consiste en ayudar a la persona a re-
cuperar las habilidades y la confianza en sí misma, necesa-
La patología dual constituye un trastorno frecuente, con rias para desarrollar su proyecto de vida con la mayor
cifras que rondan el 50% de los pacientes con trastorno autonomía posible, el consumo de drogas va a inmiscuir-
mental severo (esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.), sien- se en ese proyecto vital del paciente, impidiendo las posi-
do las drogas de consumo más habitual el alcohol y el can- bilidades de recuperación. La recuperación supondrá para
nabis. Probablemente las cifras son menores en los usuarios estas personas empezar por tener que aceptar dos trastor-
de dispositivos de rehabilitación (la sintomatología defici- nos “crónicos”.
taria “protege” del consumo).
En el presente número de la revista se exponen varias
La comorbilidad entre ambos trastornos se asocia a estrategias de abordaje de la patología dual. Las palabras cla-
una serie de resultados adversos que han sido bien defi- ve en las distintas propuestas son coordinación y perspec-
nidos en la literatura: mayor número de recaídas y hos- tiva longitudinal. Coordinación entre los diversos
pitalizaciones, más visitas a los servicios de urgencias, programas, servicios y profesionales que intervienen; vi-
mayor incumplimiento del tratamiento (farmacológico y sión a largo plazo del trastorno mental y la conducta adic-
psicosocial), riesgo de infecciones (virus de la inmunode- tiva, es decir, un abordaje integrado de forma transversal y
ficiencia humana [VIH], hepatitis, etc.) y más conductas longitudinal, con un enfoque de rehabilitación psicosocial
auto y heteroagresivas. En las personas con trastorno que entienda el trastorno dual como un problema peculiar
mental severo incluso un consumo reducido puede tener y mayor que la suma de sus componentes.
consecuencias adversas.
Aunque la evidencia disponible sobre la eficacia de los
En rehabilitación la patología dual implica dificultades y programas integrados sigue necesitando mayor evaluación,
riesgos. Los pacientes con el doble diagnóstico suelen tener parece ser la mejor forma de enfrentarse a la patología dual.
menos sintomatología deficitaria y mantienen unas mejo- En nuestro país claramente necesitamos experiencias que
res habilidades de relación interpersonal, pero el consu- implementen y evalúen programas de tratamiento inte-
mo de drogas echa por tierra unas buenas perspectivas de grado.
Rehabilitación psicosocial. 2006; 3(1):1 1