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Labad- Alquézar A. La psicoterapia institucional como instrumento rehabilitador. Una experiencia de veinticinco años

dormitorios..., como del aseo personal de los enfermos y del    del pabellón, con participación del médico, encargado de pa-
reparto y distribución de la comida.                            bellón y cuidadores psiquiátricos, abordando temas hasta
                                                                ese momento insospechados: no sólo se hablaba del estado
  El Consejo de Administración y el Consejero Delegado tu-      de los pacientes, sino que se debatía la función que cada
vieron claro que para dinamizar el hospital se requería una     miembro del equipo debía tener, y lo que era más impor-
persona con experiencia y autoridad que dirigiera y en cier-    tante, se nos permitía, a cada uno, expresar nuestra mane-
to modo planificara el proceso de cambio. Esa persona fue       ra de opinar respecto al proyecto, teniendo que elaborar de
Francesc Tosquelles, desconocido por aquel entonces en          forma conjunta los diferentes aspectos de la asistencia al en-
Reus a pesar no sólo de haber nacido allí, sino de haber si-    fermo, en el hospital. La aparición de las reuniones del per-
do él quien se percató, en el propio Institut Pere Mata, de     sonal (médicos y cuidadores) con los enfermos llegó a ser
la importancia de aquello que después se llamaría psicote-      una sorpresa tanto para los unos como para los otros. Los
rapia institucional, cuando ejercía allí como médico, durante   temas surgidos allí desbordaban los límites de lo hasta en-
la segunda República. En aquel tiempo coincidieron en el        tonces tratado en las psicoterapias de grupo con pocos en-
Institut psiquiatras de origen diverso, incluidos exiliados de  fermos y que era lo único que había hasta ese momento en
la Alemania nazi como Werner Wolf. Como director con-           el hospital, con carácter grupal.
sultor estaba Emili Mira i López, persona dinámica, prolí-
fica, polifacética y polémica, primer catedrático de              Hubo libros que trascendieron el interés personal para ad-
Psiquiatría de España en la Universidad Autónoma de Bar-        quirir una dimensión colectiva, casi obligada si querías
celona y que en aquella época escribió su “Manual de Psi-       participar en el discurso naciente. Los libros “Les Asilés” de
quiatría”7 con aportaciones elaboradas por los médicos del      E. Goffman (después hubo versión española: “Interna-
Institut Pere Mata.                                             dos”)8,9, “Tratamiento ocupacional de los enfermos men-
                                                                tales” de Hermann Simon10, “Los sistemas sociales como
  Durante un período de la Guerra Civil Española, el Ins-       defensa contra la ansiedad” de Menzies y Jaques11, o “Bio-
titut Pere Mata desapareció como hospital de enfermos           grafía de una Comunidad Terapéutica” de Emilio Rodri-
mentales, convirtiéndose en hospital de sangre para los         gué12, fueron algunos de ellos. Pero la transformación del
soldados heridos procedentes del Frente del Ebro.               hospital, es decir la nueva manera de tratar la existencia y
                                                                la asistencia del enfermo mental, suponía replantearnos
  En 1967 Ramón Sarró, uno de los directores consultores        también un qué hacer más allá del hospital, es decir qué ha-
del Institut Pere Mata y catedrático de Psiquiatría de la       cer y cómo sensibilizar al entorno que rodeaba al hospital
Universidad de Barcelona, recomendó al Consejero Dele-          y que formaba parte de la sociedad que lo creó y lo mante-
gado, Ramón Vilella, la contratación de Tosquelles para         nía. Por esto se iniciaron contactos con instituciones como
que llevara a cabo la reforma iniciada por el Consejo de Ad-    la Diputación, Ayuntamientos, fuerzas vivas de los pue-
ministración. Tosquelles, que por entonces ya era Director      blos como médicos rurales, farmacéuticos, etc. La Diputa-
Médico del Hospital Psiquiátrico de Saint Alban en Fran-        ción de Tarragona no sólo permitió, sino que fue copartícipe
cia, no aceptó venir a Reus de forma continuada, pero sí dis-   de la creación de los tres dispensarios sectorizados de la
continua, con una periodicidad que fue variando a lo largo      provincia (Tarragona, Reus y Tortosa) el año 1971, que
de los años, aunque siempre se mantuvo alrededor de una         daban asistencia a los pacientes con graves trastornos psi-
semana cada mes. Con la venida de Tosquelles el proyecto        quiátricos de la provincia13. En ellos se efectuaba sobre to-
del Consejo de Administración, representado por R. Vile-        do el tratamiento y seguimiento evolutivo de los pacientes
lla, adquirió nueva dimensión. Se planteó y se logró tras       que salían de alta (licencia temporal, se decía), en evitación
fuertes luchas sindicales, pasar de trabajar los cuidadores de  de recaídas y de aquellos otros pacientes que aun habiendo
doce horas diarias a ocho. Significó pasar de dos a tres tur-   solicitado el ingreso hospitalario, se entendía que podían ser
nos, cobrando lo mismo. Se decía que nadie da duros a           tratados ambulatoriamente.
cuatro pesetas. Era cierto. Ello suponía que los cuidadores
dejaran de ser vigilantes de pacientes y del buen funciona-       Los equipos (en un primer momento un psiquiatra y
miento de los servicios y pasaran a ser agentes activos del     una asistente social) de cada dispensario psiquiátrico, fue-
cambio, lo que representaba un compromiso de partici-           ron “trabajando” su sector, a nivel de familias, médicos de
pación activa de los cuidadores en la nueva dinámica ins-       cabecera, farmacéuticos y alcaldías, con el fin de facilitar
titucional. Se iniciaron cursos de formación profesional        la externación de aquellos pacientes que considerábamos
con participación activa a partir de la exposición de situa-    aptos para salir de alta, después de meses o años de in-
ciones concretas vividas por los propios cuidadores.            ternamiento. Ofrecíamos la garantía de seguirles ambu-
                                                                latoriamente, incluso a nivel domiciliario si era el caso y
  Las reuniones en el hospital pasaron a ser un elemento        por supuesto asegurábamos de nuevo el internamiento
fundamental del cambio, se iniciaron reuniones generales        si surgía alguna descompensación que lo aconsejara. Los
en las que participaba todo el personal, médicos, cuidado-      tres dispensarios psiquiátricos mencionados y los pa-
res, monjas, administrativos y oficios. Servían no sólo pa-     cientes hospitalizados de la provincia de Tarragona for-
ra pulsar la opinión del personal, sino para movilizarlo en
el sentido del cambio. Se iniciaron reuniones del “equipo”

66 Rehabilitación psicosocial. 2005; 2(2):64-8
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