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Capítulo 2. Fundamentos Teóricos de la Evaluación
Conductual y Funcional en Rehabilitación
Juan Fernández Blanco
1. Introducción todas de una prueba o de una entrevista»1. No se quiere
decir con esto que tales pruebas sean inútiles e innecesarias.
En el ámbito de las llamadas ciencias sociales, humanas, Lo que se está queriendo decir es que evaluar supera y tras-
de la salud y pedagógicas, la evaluación se ha convertido ciende metodológica y epistemológicamente tales prácticas.
en los últimos tiempos en un tema recurrente. No era de Las escalas, los cuestionarios y los registros pueden ayudar-
esperar que la rehabilitación psicosocial escapase de esa nos a recoger y ordenar información relevante, pero per se,
tendencia. Cuando se habla o cuando se escribe sobre reha- no la evalúan. «Los datos por sí mismos no proveen de cono-
bilitación, todo el mundo coincide en afirmar que evaluar cimiento. Se requiere una estructura teórica que organice,
es una tarea imprescindible y por ende inexcusable. sistematice y vuelva significativos los datos»2.
Nadie, por tanto, osa desmerecer la cuestión. Nadie Bien podíamos acogernos a la tesis que se acaba de citar
suministra argumentos que puedan someter a revisión crí- para usarla como definición de evaluación, como clarificación
tica la tautología de que antes de intervenir es necesario de lo que significa evaluar. Así, se podría decir que evaluar es
evaluar. No ha de ser aquí donde se cambie esta tendencia. obtener datos informativos que hay que tratar. Tal trata-
Lo que si se va a hacer es llamar la atención sobre la nece- miento es obligado hacerlo de acuerdo a una estructura algo-
sidad de mantener la coherencia entre los postulados teó- rítmica que permita organizar y sistematizar la información
ricos y las prácticas profesionales. previamente recabada para que cobre significado funcional.
Proceder éste que convierte a la evaluación en un aspecto
Nunca se ha de olvidar que ese proceder analítico que lla- esencial y primario. Esencial puesto que es el requisito inex-
mamos evaluación, fundamenta la constitución y organiza- cusable no sólo para conocer al «sujeto rehabilitable», sino
ción de la praxis. Por coherencia debe hacerse valer la máxi- también para conocer la eficacia de las intervenciones aplica-
ma de que en rehabilitación psicosocial, si no hay condicio- das, y para controlar los resultados y los avances o mejoras de
nantes objetivos que lo desaconsejen, no se ha de intervenir la persona a la que se le aplican tales intervenciones. Primario
sin previamente haber evaluado. Pongamos un ejemplo ilus- puesto que es el trámite previo a la implementación de pra-
trativo: no sería correcto incluir usuarios en distintos pro- xis rehabilitadoras y por tanto, el proceder primero.
gramas, grupos o actividades, de forma sistemática y rutina-
ria. Evaluar, en este supuesto, sería el primer paso. El forma- Liberman3-5 vindica la importancia de la evaluación
to de intervención elegido, consecuente con los resultados de funcional en rehabilitación, en los resultados que aportan
la evaluación, el segundo. Esta lógica coloca a los recursos de estudios longitudinales. En ellos se pone de manifiesto la
rehabilitación en función de aquello que sabemos, por la eva- posibilidad de readaptación social de las personas que
luación, que las personas necesitan, y no en la rutina de ir sufren esquizofrenia. Readaptación que sería improbable
encajando a las personas en lo que puede ofrecer el recurso al sin rehabilitación integral. Rehabilitación que sería inefi-
margen de la evaluación. caz y fallida sin evaluación, dado que evaluación y trata-
miento están intrínsecamente asociados y se interrelacio-
La rehabilitación, al fin y a la postre, busca facilitar y favo- nan de manera continua en el tiempo.
recer cambios en el comportamiento hasta socializarlo (adap-
tación y re-adaptación normativa a la comunidad de referen- Desde el primer renglón, no se ha hecho otra cosa que
cia). La evaluación, entonces, cobra vital importancia al tras- remarcar el enorme interés que tiene evaluar. Conviene
lucir las causas que gobiernan la probabilidad del cambio. ahora llamar la atención sobre la circunstancia de que tal
Cuestión que implica asegurar una y otra vez la correspon- interés es por encima de todo, un interés aplicado, un pro-
dencia entre evaluación e intervención. Una y otra no han de ceso útil, ya que no existe mayor utilidad que poder ayu-
administrase como procedimientos independientes e incon- dar a la persona evaluada en la dirección propia. Ayuda
jugables, aunque se establezcan con impecable corrección que sin ninguna duda se confiere fundamentando la toma
formal y burocrática. Para evitarlo habría que elevar a la cate- de decisiones en los resultados de la evaluación.
goría de aforismo la siguiente sentencia: es prácticamente
imposible poder disponer las contingencias necesarias para A modo de conclusión diríamos que, para trabajar
favorecer que un individuo se desenvuelva y opere de forma en rehabilitación psicosocial es inexcusable evaluar. Lo
adecuada en la comunidad, si prescindimos de la evaluación es, para poder conocer al sujeto de rehabilitación en
o si ésta no legitima el manejo de contingencias. interacción con su entorno sociocomunitario.
Conocimiento que habilita el diseño de estrategias de
Tampoco ha de presuponerse que evaluar, en rehabilita- intervención favorecedoras del desenvolvimiento nor-
ción psicosocial, consiste en la mera aplicación de escalas, malizado y adaptativo de la persona, en los distintos
cuestionarios o registros más o menos estandarizados. No contextos ambientales en los que ha de operar. Por eso,
hay que confundir evaluar con recoger información. Como la evaluación debe ser multidimensional y abarcar la
ha de poner en evidencia los argumentos que paulatina- mayor parte de las áreas vitales de la persona.
mente se irán trabando, evaluar no es aplicar protocolaria y
rutinariamente instrumentos elegidos a priori. «El proceso
de evaluación (...) no es la aplicación simple y de una vez por
Evaluación en Rehabilitación Psicosocial 31