Page 337 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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decisiones. Pero igualmente, dilatar la intervención podría suponer un empeoramiento sintomático.

       •	 ¿Se debe responder a la madre de Adrián, no podemos hacer nada sobre el paciente sin el paciente?

La respuesta a todas estas interrogantes no es sencilla, porque son muchos los factores a considerar: clínicos,
estratégicos, éticos y legales. Habrá que considerar igualmente, lo ya señalado sobre el papel de la familia en la
recuperación, los distintos ámbitos culturales y ritmos de empoderamiento, y las recomendaciones y estrategias
que deben guiar la actuación profesional.

Mención especial merece la intervención familiar en la psicosis temprana, y la integración del enfoque de
empoderamiento en dicha intervención. En el PACF, la selección de familias de pacientes jóvenes con diagnóstico
reciente para un grupo multifamiliar no es considerada, al atribuirle inicialmente, un carácter de “contraindicación
relativa”. Se considera que el abordaje del trabajo con familias de pacientes de debut temprano se beneficia
más del formato unifamiliar. No obstante, en algún grupo y tras sopesar detenidamente su conveniencia, se ha
incluido a alguna de estas familias. Hay que considerar, que el joven psicótico y precisamente porque es joven,
no habrá tenido tiempo para “empoderarse”. Por ello, la intervención familiar puede resultar clave.

Existen al respecto, algunos estudios y revisiones sobre la efectividad de la intervención familiar en las
recaídas de psicosis temprana. Así, la reciente aportación ya señalada (Ver IV.3) de Camacho y Castellvi (2020).
Los autores, realizan una comparación entre la intervención familiar y el tratamiento estándar, y encuentran
resultados estadísticamente significativos a favor de la intervención familiar. En esta misma línea, el programa
“Piensa” desarrollado en nuestro ámbito por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental
(CIBER), dirigido a familiares y jóvenes psicóticos. Calvo et al. (2015), siguiendo el diseño de este programa,
realizan una comparación entre un grupo estructurado de psicoeducación y solución de problemas, para
familiares de adolescentes con psicosis de inicio reciente (formato multifamiliar), con un grupo no estructurado
de psicoeducación para familiares y pacientes.

Los resultados del estudio mostraron efectos sostenidos en la reducción del número de visitas a los servicios de
urgencia, dos años después de la intervención, y una razón de riesgo estadísticamente significativa a favor del
grupo estructurado de psicoeducación y solución de problemas.

Por su especial interés para este apartado, se reiteran las conclusiones ya señaladas (Ver IV.2) en la aportación
de Glynn (2013). Señala la autora, que a pesar de que el estudio de las intervenciones familiares es una de las
líneas de investigación mejor desarrolladas en la esquizofrenia, será tarea clave de los investigadores y clínicos,
continuar el desarrollo de programas para satisfacer las cambiantes necesidades de usuarios/as.

Advierte, que actualmente cada vez son más los individuos con esquizofrenia que residen de forma independiente
en la comunidad, que adquieren mayor “empoderamiento”, que tienen más probabilidad de tener una pareja
estable, de integrarse laboralmente o de tener hijos. Sin embargo, la literatura existente contribuye poco a la
comprensión acerca de cómo apoyar adecuadamente a las familias que conviven con las personas afectadas,
para cumplir con estos complicados roles familiares.

Señala, que pocos programas de los existentes abordan, por ejemplo: la sexualidad, la afectividad o las relaciones
sentimentales de los usuarios/as. Señala también, que la mayor parte de la investigación previa se ha llevado a
cabo con las familias de origen, y existe la necesidad de ampliar este trabajo, especialmente en relación con el
desarrollo de programas de asesoramiento a parejas o cuidadores/as principales no familiares.

La autora remarca, que la mayoría de los programas y modelos de intervención familiar fueron desarrollados
por profesionales de salud mental varias décadas atrás, con poca o nula participación de los usuarios/as y de
sus familiares. Indica, que siguen existiendo muchas necesidades insatisfechas identificadas por los familiares
de las personas con esquizofrenia.

Señala, que las intervenciones familiares deben integrar el principio básico del movimiento de recuperación,
empoderamiento y participación activa del usuario/a en todo lo concerniente a su tratamiento: “nada sobre
nosotros sin nosotros”.

Y concluye, que es necesario involucrar a las personas con esquizofrenia y a sus seres queridos, en un esfuerzo
de colaboración, para diseñar nuevas intervenciones familiares orientadas al usuario/a.

VIII.2.5.4 ENFOQUE DE EMPODERAMIENTO EN LA INTERVENCIÓN FAMILIAR REALIZADA EN UN ÁMBITO
ASISTENCIAL: UNA PROPUESTA INTEGRADORA

La conclusión de Glynn (2013) señalada anteriormente, respecto a la necesidad de involucrar a los usuarios/as y
familiares en los futuros diseños de intervención familiar, tal vez sea el elemento clave, y tal vez sea también, el
criterio básico para identificar los elementos de las intervenciones familiares complementarios con el enfoque
actual de empoderamiento de usuarios/as.

Guía de intervención familiar en la esquizofrenia  337
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