Page 336 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
P. 336

empoderamiento e intervención familiar.

Por ello, intentar describir con precisión los elementos de la intervención familiar que pueden ser o no ser
compatibles con el enfoque de empoderamiento de usuarios, resulta una tarea compleja y que además presenta
muchas incógnitas. Por ahora, y dada la escasa investigación al respecto, solo cabe una prudente aproximación.
Para intentar realizar esta aproximación e ilustrar dichas incógnitas, se presenta un caso traído de la práctica:

       •	 Adrián es un usuario de 35 años, diagnosticado de esquizofrenia, y que se ha mantenido estable
             clínicamente en los cinco últimos años. Presenta un aceptable funcionamiento cotidiano y realiza un
             buen número de actividades diarias. Ha ido mejorando parcialmente su red y contactos sociales. Acude
             regularmente a un CDRP. Participa en un Grupo de Escuchadores de Voces (GEV) y se ha incorporado
             recientemente a una Asociación de Usuarios.

       •	 De su historia y evolución clínica, hay que destacar que sus descompensaciones psicóticas, y a pesar de
             que presenta un adecuado insight, siempre se han relacionado con el incumplimiento o abandono del
             tratamiento farmacológico, por intentar, y como el mismo usuario relataba de “probarse a sí mismo”.
             En alguna de estas descompensaciones ha precisado ingreso hospitalario.

       •	 Convive con familia de origen, con la que pasa bastante tiempo, salvo el que dedica a las actividades
             que realiza en el CDRP o en la Asociación de Usuarios, ya que a pesar de haber mejorado relativamente
             su red y contactos sociales, no resulta todavía suficiente en apoyos.

       •	 Su madre, María de 64 años, ha sido siempre su principal soporte. María, mantiene una comunicación
             muy fluida con su hijo y presenta baja emoción expresada. María mantiene frecuentes contactos sociales
             con sus amigas. El padre de Adrián falleció hace años. Tiene otro hermano menor independizado.

       •	 El usuario ha participado puntualmente en algunos foros, por ejemplo, en un aula de pacientes
             expertos de nuestro medio, y ha adquirido un aceptable nivel de empoderamiento, tanto en la toma
             de decisiones compartidas con su clínico de referencia de la USM (con quien tiene estrecho vínculo),
             como en la propia definición y consenso de los objetivos de su Plan Individualizado de Rehabilitación
             (PIR) con el equipo del CDRP.

       •	 Su madre observa, que en las últimas semanas ha dejado de tomarse la medicación algunos días.
             Pero a pesar de la comunicación fluida que tiene con su hijo, ha evitado preguntarle y decide consultar
             primero “de forma confidencial y en privado” con el equipo del CDRP (al que le une un estrecho vínculo),
             sobre qué estrategia sería la más conveniente, dado que ella piensa que Adrián lleva años estable, que
             es muy autónomo, que tiene 35 años y que toma sus propias decisiones. Pero al tiempo, no puede
             olvidarse de que las veces que ha ingresado en el hospital ha sido por abandono de la medicación.

Caben diversas preguntas en torno a este caso:

       •	 ¿Cómo encuadrar la decisión de este usuario empoderado, respecto a abandonar parcialmente la
             medicación? Es evidente que esta decisión no ha sido compartida con su profesional de referencia, ni
             con su madre. Pero su decisión, también es su derecho individual.

       •	 ¿Cabe esperar que un usuario auténticamente empoderado abandone parcialmente su tratamiento,
             o esto no sería posible?

       •	 Y si esto no fuera posible, ¿cuál sería la medida exacta de la autenticidad del empoderamiento? Como
             se sabe, el empoderamiento tiene un carácter multidimensional. Por ejemplo, una alta valoración en
             la escala ES (Empowerment Scale) de Rogers et al. (1997), no implica en modo alguno que el paciente
             tenga que cumplir correctamente con el tratamiento farmacológico. Es posible que dicha valoración
             esté a expensas de alguna de las otras dimensiones específicas evaluadas en esta escala. Por ejemplo,
             con la “esperanza respecto al futuro”.

       •	 Y en consecuencia ¿no cabría esperar que un paciente empoderado tenga esperanza en una vida futura
             sin medicación? En este caso, las descompensaciones clínicas de Adrián, siempre se han relacionado
             con sus intentos de “probarse a sí mismo” y de experimentar una vida sin medicación.

       •	 ¿Cómo responder a la petición de asesoramiento confidencial y en privado, que realiza su madre, sin
             que ello distorsione o afecte a la relación madre-hijo, a la relación madre-profesional, a la relación
             usuario-profesional, o a la relación madre-usuario-profesional?

       •	 ¿Cabe posponer una posible entrevista conjunta madre-usuario en el CDRP, y sugerir a su madre, que
             por ahora solo intente observar la presencia de otros posibles signos prodrómicos, y confiar en que
             este incumplimiento parcial del tratamiento no tenga repercusiones importantes? Esto podría evitar
             la actuación inmediata sobre el usuario, o la invasión de su autonomía y competencia para tomar

336 Guía de intervención familiar en la esquizofrenia
   331   332   333   334   335   336   337   338   339   340   341