Page 331 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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Se seleccionó una muestra de 588 sujetos, a los que se administró diferentes escalas. Indican, que la toma
de decisiones compartidas va a tener distinto anclaje e influencia, dependiendo de la etapa concreta de
recuperación en que se encuentre el usuario/a. El estudio señala, que inicialmente esta participación activa es
experimentada por los pacientes como positiva y enriquecedora. Sin embargo, en el largo plazo, la participación
activa es solo un marcador de las relaciones entre profesionales y pacientes, pero que no se puede concluir que
esté directamente relacionada con el proceso de recuperación y empoderamiento.
Observan los autores, y contrariamente a lo que cabría pensar, que los pacientes que al inicio del estudio
calificaron como importante la participación activa, en comparación con la pasiva o la participación conjunta
en la toma de decisiones, tenían más probabilidades de haber cambiado a una etapa inferior de recuperación
un año después. Señalan igualmente, que la experiencia de participación activa por parte del paciente puede
estar influenciada por diversos factores tales como: las expectativas de rol, el contexto del tratamiento, o por
la información y comportamiento del clínico. Indican que, la preferencia inicial de los profesionales por la
participación activa, en lugar de compartir la toma de decisiones, se asocia con una reducción de la necesidad
insatisfecha de pacientes calificados un año más tarde. Concluyen, que es preciso disponer de más investigación
y estudios longitudinales utilizando evaluaciones estandarizadas, para comprender la relación causal de la toma
de decisiones compartidas con la recuperación y empoderamiento de usuarios/as.
Por todo ello, resulta indispensable volver a resaltar la concepción del empoderamiento de usuarios/as “no como
un destino sino como un camino”, y que será este camino el que vaya señalando las estrategias fundamentales
de empoderamiento. Y también será preciso atender, las dimensiones básicas del empoderamiento señaladas
en recomendaciones internacionales. En el documento de la WHO (2010), se indican las siguientes:
• Provisión de información y acceso a recursos.
• Participación en decisiones.
• Autodeterminación, autoconfianza y autonomía.
• Atención y respeto a la dignidad y derechos individuales.
• Desarrollo del sentido de pertenencia e implicación social.
VIII.2 3.3 MEDIDA DEL EMPODERAMIENTO.
En el ámbito de la salud se adoptó la expresión empoderamiento, en primer lugar, como un eje que guiaba las
actuaciones en su promoción, y posteriormente como una estrategia eficaz para la gestión de las enfermedades
crónicas.
Sin embargo, aunque existe un amplio consenso sobre su importancia, no existe una definición unánimemente
aceptada sobre empoderamiento, qué dimensiones concretas lo conforman, ni qué criterios específicos deben
ser utilizados para su operacionalización.
No obstante, y a pesar de su diversa conceptualización en los diferentes instrumentos de medida, cabe observar
algunos elementos comunes tal y como señalan Cerezo et al. (2016):
• Conceptualización del empoderamiento como un proceso de capacitación o habilitación en el que se
transfiere el poder de un individuo a otro.
• Conceptualización del empoderamiento como un resultado o producto de ese proceso.
De igual forma, los instrumentos de medida utilizados dan mayor o menor peso a las dimensiones principales
del empoderamiento. Así, en algunos, es la participación en decisiones la dimensión básica evaluada. En otros,
la toma de control, la adquisición de conocimientos o las habilidades de afrontamiento.
La utilización de estos instrumentos se ha ido extendiendo en el campo de la salud, para distintas patologías
y distintos ámbitos asistenciales. Cerezo et al. (2016) realizan una descripción de dichos instrumentos, que se
presenta de forma parcialmente modificada. Ver Tabla 30.
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