Page 330 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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una redefinición del término. En su concepción previa, este organismo definía el empoderamiento para la salud
como el proceso mediante el cual las personas adquieren un mayor control sobre las decisiones y acciones que
afectan a su salud.

En la nueva concepción de esta Declaración de Yakarta se señala, que el empoderamiento para la salud puede ser
un proceso social, cultural, psicológico o político mediante el cual los individuos y los grupos sociales son capaces
de expresar sus necesidades, plantear sus preocupaciones, diseñar estrategias de participación en la toma de
decisiones y llevar a cabo acciones políticas, sociales y culturales para hacer frente a sus necesidades. Mediante
este proceso, las personas perciben una relación más estrecha entre sus metas y el modo de alcanzarlas, y una
correspondencia entre sus esfuerzos y los resultados que obtienen.

La promoción de la salud abarca no solamente las acciones dirigidas a fortalecer las habilidades básicas para
la vida y las capacidades de los individuos, sino también las acciones para influir en las condiciones sociales y
económicas subyacentes, y en los entornos físicos que influyen sobre la salud. En este sentido, la promoción de
la salud está dirigida a crear las mejores condiciones, para que haya una adecuada relación entre los esfuerzos de
los individuos y los resultados de salud que obtienen. Se establece una distinción entre el empoderamiento para
la salud del individuo y el de la comunidad. El empoderamiento para la salud individual se refiere principalmente
a la capacidad del individuo para tomar decisiones y ejercer control sobre su vida personal. El empoderamiento
para la salud de la comunidad supone que los individuos actúen colectivamente con el fin de conseguir una
mayor influencia y control sobre los determinantes de la salud, y la calidad de vida de su comunidad, siendo este
un importante objetivo de la acción comunitaria para la salud.

Todos estos aspectos, han sido retomados en las sucesivas Conferencias Mundiales de la OMS: V Conferencia
sobre Promoción de la Salud. México (2000); VI Conferencia. Bangkok. (2005); VII Conferencia. Nairobi (2009); VIII
Conferencia. Helsinki (2013); IX Conferencia. Shanghái (2016).

En 2010, la Oficina Regional Europea de la World Health Organization (WHO), publica el documento “User
empowerment in mental health”, con un sugestivo subtítulo: “Empowerment is not a destination, but a journey”.
Se trata de un documento básico e influyente sobre el empoderamiento de usuarios/as de los servicios de salud
mental. Este documento, desarrolla en detalle todas las características y aspectos fundamentales del enfoque
de empoderamiento, resaltando que el empoderamiento de usuarios/as no es un destino, sino un camino.
Posteriormente en 2013, esta misma Oficina Regional Europea, hace público el programa “Health 2020” en el
que se establecen las orientaciones estratégicas y las áreas prioritarias de acción política para Europa en materia
de salud y bienestar hasta el año 2020. Uno de los objetivos específicos definidos en este programa, es el
empoderamiento tanto de los ciudadanos como de los pacientes.

VIII.2.3.2 ESTRATEGIAS BÁSICAS DE EMPODERAMIENTO.

Establecer con precisión cuáles son las estrategias básicas y efectivas de empoderamiento de los usuarios/
as de servicios de salud mental, es una tarea para la que tal vez sea necesario cierto recorrido temporal. Será
preciso también, desarrollar más estudios e investigaciones, la reorientación de los dispositivos asistenciales y
de los profesionales, y fundamentalmente la propia “voz y criterio” de los usuarios/as en la definición de dichas
estrategias. Por ahora, la concreción de estas estrategias se establece fundamentalmente en las recomendaciones
y directivas internacionales ya señaladas, y a ellas convendrá atenerse. Pero al tiempo, habrá que considerar
otros aspectos tales como: la propia reformulación de estas recomendaciones o directivas internacionales, o las
conclusiones que vayan surgiendo desde el campo de la investigación.

Por ejemplo, la estrategia de inclusión del usuario/a en todo lo concerniente a su tratamiento y la toma de
decisiones compartidas, es ampliamente recomendada como elemento clave en su proceso de recuperación y
empoderamiento. Sin embargo, no existe evidencia empírica suficiente sobre el papel exacto que juega esta toma
de decisiones compartidas. Existen al respecto algunas revisiones sistemáticas y metaanálisis. Cabe destacar, el
trabajo de Stovell et al. (2016). Los autores, tras analizar 11 ensayos controlados aleatorizados concluyen, que
esta estrategia en la toma de decisiones compartidas estaba asociada con un “incremento no excesivo” en el
nivel de empoderamiento de los usuarios/as, en su sensación subjetiva de participación en el tratamiento, y en
su autoeficacia y autonomía. Y sugieren finalmente, la necesidad de más evidencias en este campo.

En la misma línea, el estudio de Loos et al. (2017). Los autores, realizan un estudio prospectivo del papel de
la toma de decisiones compartidas en seis países del ámbito europeo: Dinamarca, Hungría, Inglaterra, Italia,
Alemania, Suiza. Señalan tres niveles posibles de participación del usuario en la toma de decisiones:

       •	 Pasiva: En donde el profesional toma la decisión para el paciente.

       •	 Activa: En donde el paciente toma la decisión tras la información recibida del profesional.

       •	 Conjunta: Compartida entre paciente y profesional, en donde se intercambia información y experiencia
             de ambos.

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