Page 63 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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como los puntos fuertes, antes que los problemas y las insuficiencias.
Mejora de la comunicación:
• Todos incluyen estrategias sencillas orientadas a lograr declaraciones claras y específicas, así como a
fomentar la escucha.
• Leff et al. (1982) establecen algunas reglas:
• Solo una persona puede hablar en cada momento.
• Reparto equitativo de la participación.
• Excluir el uso de la tercera persona gramatical para referirse a uno de los presentes.
• Leff et al. (1982) instauran grupos de finalidad estrictamente abreactiva y sin pacientes.
• En sentido estricto, ninguno de los modelos, incluye el adiestramiento en habilidades sociales como
componente de la IF, ni para la mejora de la comunicación ni para la resolución de problemas.
• Algunos programas y modelos posteriores si incluyen el adiestramiento en habilidades sociales. Así,
por ejemplo, en el modelo de Bloch et al. (2009), es considerada su inclusión. En el PACF actual, las
habilidades y estilos comunicacionales familiares son trabajados extensamente en el 2º Módulo, por
su importancia tanto en la mejora de la comunicación de las familias con pacientes, como por su
influencia en la mayor competencia familiar para el afrontamiento de los conflictos convivenciales
cotidianos.
Elaboración de las emociones:
• Aspecto central para Leff et al. (1982), que lo trabaja más grupalmente que los otros.
• Todos insisten en la necesidad de prevenir el desarrollo de conflictos y en promover la separación
cuando exista alta EE.
Reducción del contacto:
• El modo más constructivo, a juicio de todos, es favorecer la integración de cada cual en las redes
sociales que resulten más apropiadas.
• Todos consideran necesario e importante, en las familias con alta EE, atender las necesidades de otros
miembros de forma individual y por cauces ajenos al paciente.
Reducción de las expectativas:
• Los cuatro estudios coinciden en ponerlas al alcance de las posibilidades del paciente, desmontando
gradualmente los afanes de regresar al nivel previo de funcionamiento.
• Todos coinciden en la importancia de descubrir y valorar los pequeños logros.
El terapeuta como “ombudsman” de la familia:
• El símil lo acuñó el grupo de Hogarty et al. (1986). En cualquier caso, la propuesta supone un giro
muy significativo respecto de otras posiciones terapéuticas, donde la implicación del clínico se hallaría
férreamente anclada en el concepto de neutralidad terapéutica. Implicarse en la resolución de
problemas o “nudos” en el interior del tejido social, significa asumir hasta las últimas consecuencias.
Entre ellas:
• Las peculiares dificultades del paciente esquizofrénico en la elaboración de informaciones
complejas.
• Las importantes consecuencias que de ello se deriva, para el mantenimiento y durabilidad de los
intervalos intercríticos y para la evitación de las recaídas.
• La necesidad de mantener indefinidamente determinados factores protectores extrínsecos o
ambientales.
• El papel decisivo del equipo terapéutico como componente, promotor y organizador de tales
factores.
Guía de intervención familiar en la esquizofrenia 63