Page 51 - Revol111

Baldor-Tubet et al
artículo se va a centrar en otros tres subgrupos bien
diferenciados: en primer lugar, se encontrarían aquellos
usuarios que presentan déficits cognitivos importantes
que dificultan el aprendizaje de las habilidades sociales
en un marco clásico de entrenamiento. En segundo
lugar, los usuarios que, o bien cuentan, o bien han
recuperado las habilidades sociales necesarias para
desenvolverse de manera competente en los diferentes
contextos sociales, pero que, sin embargo, presentan
dificultades interpersonales debidas a la influencia de
otros factores que están interfiriendo con la puesta en
práctica de dichas habilidades. Y, en tercer lugar, se
encontraría un grupo de usuarios, cada vez más
numeroso en los recursos de rehabilitación, que
comparten una franja de edad que va desde los 18 a
los 25 años, cuya red social es escasa o a veces nula,
o que se encuentran con la necesidad de ampliarla a
otros contextos, y que están iniciando su proceso de
intervención psicosocial, encontrándose la mayor parte
de ellos en el período crítico tras la aparición de un
primer brote psicótico.
Así, una vez detectadas y analizadas las
características específicas de los diferentes subgrupos
de usuarios a los que no se les podría aplicar un
modelo clásico de entrenamiento en habilidades
sociales, se trataría de adaptar los mismos a las
dificultades más concretas que presentan cada uno de
los subgrupos descritos, con la idea de que también
estos usuarios pudieran beneficiarse de dichos
entrenamientos. De este análisis se desprendería la
necesidad de poner en marcha tres nuevos grupos de
entrenamiento en habilidades sociales, con las
adaptaciones metodológicas correspondientes, de cara
a maximizar los resultados de los mismos. A
continuación se describen las propuestas de
adaptación para cada uno de dichos grupos, que ya se
llevan a cabo de forma habitual en el Centro de
Rehabilitación Psicosocial de Alcalá de Henares.
Grupo 1. Usuarios con dificultades cognitivas graves
Este grupo iría dirigido a usuarios que presentan
déficits cognitivos básicos (tales como atención,
comprensión y memoria), e inhabilidad en
componentes topográficos básicos.
Entre los déficits cognitivos básicos que se detectan
de forma común en este grupo cabría destacar: las
dificultades para sostener y mantener la atención, con
un alto nivel de distractibilidad, la tendencia a fatigarse nivel más específico: (1) mejorar habilidades cognitivas
rápidamente, los problemas para discriminar entre
estímulos relevantes e irrelevantes, un tiempo de
reacción enlentecido, las dificultades para estructurar,
organizar y almacenar información y los problemas de
comprensión. Estas capacidades cognitivas básicas
son fundamentales para elaborar la información, en
este caso social, a un nivel más complejo, por lo que
también, y como consecuencia de ello, se detectan
49 Rehabilitación Psicosocial 2014; 11(1): 46-57
dificultades en la capacidad de abstracción, en la
percepción adecuada de situaciones sociales, en la
identificación y expresión de emociones y en la
capacidad para recurrir a conocimientos almacenados
en la memoria.
Por otro lado, entre los déficits en aspectos
topográficos básicos, se detectan, en cuanto a lo no
verbal o paraverbal, un escaso o excesivo contacto
ocular, una expresión facial y gestual pobre,
desajustada o ausente, una postura no dirigida al
interlocutor o inadecuada y dificultades para sincronizar
la conducta no verbal con la verbal. Y, en cuanto a la
conducta verbal, un discurso muy empobrecido o poco
adecuado al contexto, con escasos índices de
interacción social espontánea y dificultades para iniciar
conversaciones básicas o para hacer preguntas
adecuadas al contexto conversacional.
Todas estas dificultades dan como resultado una
población con una red social mínima o nula y un uso de
recursos comunitarios muy limitado.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, se podría
plantear un grupo de entrenamiento en habilidades
sociales específicamente dirigido a este tipo de
población, con unas características específicas que
facilitaran el aprendizaje de dichas habilidades. Así, se
formarían grupos más pequeños que los habituales,
con un máximo de 4-6 usuarios, con una frecuencia de
dos días a la semana y un apoyo individual de los
contenidos trabajados en la sesión. La duración inicial
de las sesiones sería menor (de unos 20-30 minutos)
para pasar de forma progresiva a una duración mayor
(45-60 minutos), con tareas adaptadas al nivel de
competencia de los miembros del grupo, pudiendo
incluso formarse varios subgrupos en función de los
diferentes niveles de competencia y capacidad
cognitiva, y, por último, sin un número determinado de
sesiones ni descansos en períodos estivales.
El programa combinaría el entrenamiento en
capacidades cognitivas, basado en los modelos
orientados a la atención4 y en algunos módulos de la
Terapia Integrada de la Esquizofrenia6, con el
entrenamiento en habilidades sociales básicas. En
cuanto a los objetivos, a nivel general, se trataría de
adquirir un repertorio de habilidades básicas en
usuarios con un grave deterioro cognitivo, que les
permitiera afrontar de forma más eficaz situaciones
sociales específicas y aumentar sus experiencias de
interacción interpersonal como refuerzos positivos. Y, a
básicas que mejoren el aprendizaje de habilidades
sociales; (2) adquirir o adecuar componentes
topográficos (no verbales y paraverbales) básicos; (3)
aprender habilidades para iniciar y mantener
conversaciones sencillas en los distintos contextos en
los que se pueden interactuar con otras personas; y (4)
adquirir habilidades básicas de percepción social.