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Avances en los programas de entrenamiento en habilidades sociales para personas con enfermedad mental grave
Con respecto a la metodología, habría que hacer
especial hincapié en que las sesiones estuvieran
altamente estructuradas, con terapeutas directivos al
tiempo que apoyadores, llevándose a cabo ejercicios
de corta duración, recordándose de forma continua los
objetivos generales de cada sesión y de cada
participante en particular. Las técnicas conductuales
especialmente empleadas en estos entrenamientos
serían, por un lado, el sobreaprendizaje, donde el
entrenamiento continúa más allá del punto donde la
habilidad es aprendida con el fin de facilitar su
consolidación, y, por el otro, el role-playing,
previamente modelado, el uso frecuente del refuerzo
positivo (social) y el no castigo de las respuestas
erróneas, la utilización de pequeños resúmenes y la
repetición de la información, así como la facilitación de
instrucciones breves, claras y sencillas, dando el
tiempo suficiente para responder a cada miembro del
grupo y graduando las tareas en función de las
competencias específicas de cada uno de ellos. Por
último, destacar que las tareas para casa tendrían que
ser previamente entrenadas y tener una alta
probabilidad de éxito y que las sesiones de
entrenamiento en el aula deberían intercalarse con
sesiones en el medio que se planificaran y practicaran
previamente.
Los contenidos del entrenamiento en capacidades
cognitivas básicas estarían basados en los
subprogramas de diferenciación cognitiva y percepción
social de la Terapia Integrada de la Esquizofrenia6 y en
otros ejercicios que facilitaran el aprendizaje, como por toma de decisiones).
ejemplo, ejercicios de mímica, juegos de atención, de
ordenar secuencias, etc.
Los contenidos del entrenamiento en habilidades
sociales básicas incluirían aspectos no verbales, tales
como el contacto visual, los gestos, la postura, la
expresión facial, el contacto físico y la distancia
interpersonal, y paraverbales, como la latencia de
respuesta, el tono y el volumen de voz, la vocalización
y la velocidad del habla, así como los aspectos
verbales, que en este caso consistirían en el
entrenamiento del saludo y el inicio, mantenimiento y
cierre de conversaciones sencillas. En este caso, la
estructura básica de las sesiones sería: (1) Corrección
de las tareas para casa; (2) Preparación del role-
playing; (3) Puesta en práctica del ensayo de conducta;
(4) Feedback de los participantes, previamente
instruido, y del terapeuta; y (5) Asignación de tareas
para casa.
Tanto al inicio del entrenamiento, como en el medio y
al final del mismo, se llevaría a cabo una evaluación
exhaustiva de las capacidades cognitivas y de los
aspectos más topográficos de la competencia social
con instrumentos debidamente validados, con el fin de
ir adaptando de forma continua el contenido y la
metodología de las sesiones al progreso de los
participantes, así como para evaluar si el programa
propuesto resulta efectivo en cuanto a la mejora
objetiva de la competencia social de sus miembros. En
concreto, se propone la Prueba Perceptiva y de
Atención Toulouse-Pièron (E. Toulouse y H. Pièron,
1904, versión española del Dr. Yela), la Prueba de
Dígitos del WAIS III, de Wechsler (2002), la Escala de
Evaluación Conductual de Habilidades
Conversacionales en Pacientes Esquizofrénicos
(Cuevas y Yust, 2000) o el Sistema de Evaluación
Conductual de la Habilidad Social (SECHS), de Vicente
E. Caballo (1987), y el registro de la medida de
componentes topográficos básicos durante el visionado
de una grabación de una conversación entre dos o más
miembros del grupo sin preparación previa.
Grupo 2. Usuarios con dificultades específicas que
interfieren en su funcionamiento psicosocial
Este grupo iría dirigido a usuarios con un nivel alto de
competencia social que estén integrados en entornos
normalizados donde cuenten, al menos, con una red
social mínima, pero que presenten, o bien dificultades
en contextos sociales muy específicos (como realizar
una entrevista de trabajo, solucionar un problema
complejo, iniciar una relación de pareja, etc.), o bien
existan otros factores que estén interfiriendo con la
puesta en marcha de las habilidades sociales en
determinados contextos (como la existencia de
dificultades para manejar pensamientos negativos
anticipatorios, reacciones emocionales intensas o en la
Teniendo en cuenta estas características, se
plantearía la puesta en marcha de un grupo de
entrenamiento en habilidades sociales específicas, de
carácter abierto, con 6-8 usuarios y con una sesión
semanal de una hora y media de duración.
Como objetivo general, se plantearía la resolución de
problemas interpersonales concretos planteados por
los propios miembros del grupo, y como objetivos
específicos: la adquisición de habilidades complejas de
efectividad interpersonal (análisis de situaciones
sociales complejas, establecimiento de objetivos
prioritarios en la interacción, toma de decisiones y
ejecución en la situación natural) y el conocimiento y
detección de los factores específicos que interfieren en
la puesta en práctica de las habilidades sociales de
cada uno de los miembros del grupo y el manejo de los
mismos para reducir su interferencia en los distintos
contextos de relación.
El programa propuesto para este subgrupo sería el
resultado de una adaptación de los módulos de
“Efectividad Interpersonal”13 y “Regulación Emocional”14
propuestos por Marsha M Linehan para los Trastornos
de Personalidad Límite, a las características más
específicas de la población atendida en los recursos de
rehabilitación psicosocial. Así, el esquema básico de
Rehabilitación Psicosocial 2014; 11(1): 46-57 50