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Martín Escudero M, et al. Potencial de empleo de personas con problemas de salud mental atendidas en unidades de rehabilitación
2. Las repercusiones que tiene la enfermedad en la histo-
ria personal, así como en las posibilidades de un futuro
desempeño de una actividad laboral13,14.
3. Los efectos derivados del tratamiento, incluyendo efec-
tos secundarios de la medicación o las estrategias inadecua-
das de rehabilitación, entre otros 15-19.
4. El conjunto de barreras sociales al que deben hacer
frente los implicados20-26.
A todas estas dificultades se ha de añadir el desconoci-
miento de las características individuales, que lleva a que,
más allá de las buenas intenciones, determinados programas
teóricamente orientados a favorecer su acceso al empleo fun-
cionen como mecanismos reforzadores de la exclusión27.
Todas estas circunstancias y otras muchas, así como sus
repercusiones a la hora de obtener y/o mantener un empleo,
son susceptibles de ser agrupadas en ocho categorías, resu-
midas en la tabla 1.
El empleo y la inclusión social
Uno de los medios para conseguir una verdadera inclu-
sión es mediante el empleo, que cumple dos funciones bá-
sicas: a) es un elemento rehabilitador y b) es un elemento
integrador o normalizador.
En cuanto a su valor como elemento rehabilitador, la
rehabilitación laboral se fundamenta en los mismos prin-
cipios básicos de la rehabilitación psicosocial. La rehabili-
tación propicia un «desplazamiento de papel». El sujeto es
«protagonista» de su proceso de rehabilitación laboral y es
consciente de sus objetivos; se hace a su vez partícipe y res- pos de salud mental de la Comunidad Autónoma y el gran
ponsable del mismo1,28-32. La rehabilitación quiere al indi-
viduo en un ambiente social normalizado y le da la
oportunidad de desarrollar habilidades de adaptación pro-
pias de quien se enfrenta a nuevas situaciones no marcadas
por la enfermedad24,33,34.
Por lo que se refiere al valor del empleo como elemen-
to integrador, la propia reforma psiquiátrica defiende la im-
portancia de esta meta30,35,36,37. Se apuesta por un modelo
de atención basado en la comunidad. Ello evita la cronifi-
cación y contribuye por tanto a la recuperación y/o mejo-
ra de habilidades o capacidades28,30,35,38. Los servicios y
dispositivos de la comunidad cubren las diferentes necesi-
dades del enfermo mental y facilitan su desinstitucionali-
zación e inclusión en la sociedad38,39.
El trabajo se convierte así en un elemento de doble valor
para el sujeto: por una parte, el valor intrínseco del de-
sempeño de una actividad y sus beneficios sociales, econó-
micos, etc.; por otra parte, el valor terapéutico, puesto que
el trabajo va a mejorar su funcionamiento, aumentar la
valoración de sí mismo, normalizar sus conductas y enri-
quecerle gracias a las relaciones sociales que entabla dentro
del ámbito laboral11. En definitiva, el empleo y los entornos
laborales normalizados propician que el individuo se vea a
6 Rehabilitación psicosocial. 2006; 3(2):5-12
sí mismo como perteneciente a un grupo cuyos objetivos
coinciden con los suyos. La condición de enfermo mental
crónico ya no es sustantiva, sino adjetiva a la principal con-
dición de la persona, son «personas que están intentando
controlar su esquizofrenia, y no esquizofrénicos»40. La cre-
ación de este tipo de ambientes normalizados ayuda a eli-
minar o a paliar las conductas del «sujeto enfermizo»,
propiciando el autocontrol, nuevos hábitos de conducta, el
afrontamiento, las relaciones sociales, etc.40.
Unidades de rehabilitación como apoyo
a la inclusión laboral
Los programas de inserción laboral que se llevan a cabo
desde las unidades de rehabilitación han demostrado su
eficacia en la adquisición y mantenimiento de los logros de-
rivados de las intervenciones33,41. Pese a ello, son escasos los
estudios centrados en evaluar los beneficios y costes de los
programas de rehabilitación laboral existentes en este tipo
de unidades. Creemos que las unidades de rehabilitación
constituyen un marco adecuado para desarrollar todo el po-
tencial laboral de este colectivo, pues a diferencia de los
centros de rehabilitación psicosocial, los pacientes perma-
necen más tiempo en sus dependencias. Las distintas acti-
vidades y talleres que integran este tipo de programas
pueden así desarrollarse con más eficacia y con un mayor
número de apoyos, tanto por parte de los profesionales
como de los familiares de los pacientes42. El número de
estas unidades ha ido aumentando en años recientes43. Por
ejemplo, en el Hospital de los Montalvo en Salamanca,
desde donde se ha realizado el trabajo de campo, existen 40
plazas. Una ventaja adicional de estas unidades de rehabi-
litación es la buena coordinación que tienen con los equi-
número de profesionales que trabajan en ellos.
Como vía para determinar la eficacia de los esfuerzos reha-
bilitadores en las unidades de rehabilitación, así como para de-
terminar los puntos fuertes y débiles en cuanto al potencial de
empleo de enfermos crónicos presentamos el siguiente traba-
jo, cuya finalidad ha sido aplicar el perfil de personalidad la-
boral (PPL)44 a una muestra de personas con problemas de
salud mental ingresadas en la Unidad de Rehabilitación del
Hospital Los Montalvo, en la provincia de Salamanca.
Nos interesaba, además, analizar posibles diferencias en
función de variables clínicas y sociodemográficas. Las hipó-
tesis que nos planteamos en este trabajo fueron: a) la exis-
tencia de diferencias significativas en los perfiles de empleo
en función de variables clínicas como el tipo diagnóstico
(rapport), la participación o no en el programa de autome-
dicación, la duración de la enfermedad, y el número de in-
gresos; b) la existencia de diferencias significativas en
función de la ausencia o presencia de experiencia laboral.