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Evaluación de las Habilidades Sociales en Rehabilitación Psicosocial
2. Plantear situaciones hipotéticas. En caso de que el La entrevista debe servir para recoger la información que
sujeto no sea capaz de poner ejemplos se aplican nos permita determinar las conductas posteriores a modifi-
estrategias de role play para evaluar componentes car. De los problemas detectados se seleccionan aquellas
verbales de la conducta. conductas frecuentes o con alta posibilidad de ocurrencia,
que dificultan o imposibilitan la adaptación en el entorno
3. La evaluación de los componentes no verbales, ver- social. Así mismo, la modificación de las conductas selec-
bales y paralinguísticos. Se plasma en registros (ver cionadas debe ser funcional (servir para algo), y producir
Anexo II), en los que se anota además si el conteni- beneficios en la vida de las personas, a poder ser percibidos
do de la interacción es coherente (es decir hay rela- o anticipados por los pacientes. Y como no, debe ser posible
ción entre pregunta y respuesta), si se elige un su modificación, es decir, debemos plantearnos objetivos de
momento oportuno para la intervención, y si el fácil consecución y que la misma, sirva de fuente de moti-
nivel de auto-apertura (información personal o vación para los individuos. Esto se aplicará tanto a las con-
íntima) está en consonancia con la situación, así ductas por exceso como por defecto.
como su capacidad de empatía (ponerse en la situa-
ción del interlocutor y entender su punto de vista). Siguiendo el planteamiento anterior, una vez recogida
La información recogida mediante la entrevista se la información y con la finalidad de diseñar una interven-
puede completar mediante cuestionarios o escalas ción relacionada con los problemas que realmente tiene
(Anexo I– B). Del mismo modo si es preciso infor- cada usuario, debemos estar en condiciones de responder a
mación de terceros, se utilizan registros elaborados las siguientes preguntas:
para tal fin, como el que se facilita en el anexo III.
– Situaciones, ámbitos y/o personas con las que el usua-
5. ¿Qué hacer con la información rio tiene conflictos.
recogida?
– Cambios de conducta deseables en las diferentes
Como se ha mencionado anteriormente la evaluación es áreas.
un método de análisis y recogida de información cuya fina-
lidad es diseñar una intervención eficaz. Siendo por otro – Aportaciones a la vida del sujeto que conllevarían, los
lado la evaluación la que marca los diferentes estadíos de cambios anteriormente citados.
la intervención y a partir de ella se programan los objeti-
vos, se elige entre un modelo u otro de intervención y se Posteriormente, debemos responder a las siguientes
controlan los resultados 33. La mera aplicación de un pro- preguntas:
grama estructurado, que no obedezca a los resultados de la
evaluación, puede conllevar en el mejor de los casos un tra- 1. ¿Se pueden modificar esas conductas?
bajo innecesario o ineficaz. 2. ¿Mediante qué métodos?
3. ¿Es un momento adecuado para la intervención?
Si bien en este capítulo se han mencionado distintas
estrategias de evaluación, es tarea del clínico seleccionar Tras esto, se seleccionarán aquellas situaciones relevan-
aquellas más relevantes en función de sus objetivos y de las tes y aspectos a modificar en cada situación, señalando los
características de las personas a evaluar. Esta cuestión se componentes verbales y no verbales de la comunicación.
plantea con la finalidad de evitar la recogida de gran can- Tras el análisis de la información, una hoja de evaluación
tidad de información de escasa utilidad para la interven- permite recoger la propuesta de intervención y el efecto de
ción posterior. Así la elección de instrumentos y estrate- la misma sobre la conducta del sujeto. Esta forma de reco-
gias de evaluación debe de cumplir un primer criterio y es gida de información, se ilustra con el ejemplo que aparece
que éstos puedan ser utilizados para evaluaciones sucesivas en el Anexo V.
y periódicas, cuyos resultados deriven en la toma de deci-
siones clínicas1. En el momento que ésta esté completa, seguramente se
está en condiciones de pasar a la intervención incidiendo
en los problemas que la persona padece. De esta forma se
puede contribuir a potenciar la eficacia de los entrena-
mientos en habilidades sociales, evitando además la des-
motivación de pacientes y profesionales.
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