Page 305 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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La estructura formal de estas sesiones unifamiliares sigue con bastante rigor las recomendaciones de Anderson
et al. (1986), salvo en que se ha considerado preferible diferenciar nítidamente la selección de problemas
prioritarios, la discusión de sus posibles soluciones y la asignación de tareas. Cada sesión, se estructura en
diferentes segmentos o tramos y es desarrollada en un tiempo aproximado de 90 minutos. Se trata por supuesto
de un esquema orientativo, basado en la propia experiencia de trabajo. Lo que se pretende es, sobre todo,
establecer el peso relativo de cada tramo. Se describe someramente el desarrollo de una sesión, destacando
algunos aspectos específicos del enfoque utilizado en el ámbito asistencial de la Red de CDRPS. Ver Tabla 26.
Tabla 26. ESTRUCTURA FORMAL SESIONES UNIFAMILIARES
ESTRUCTURA FORMAL DE LAS SESIONES UNIFAMILIARES
1º Tramo: APERTURA Y SOCIALIZACIÓN PREVIA (5 minutos)
2º Tramo: REVISIÓN DE LAS TAREAS ASUMIDAS (15 minutos)
3º Tramo: SELECCIÓN Y DEFINICIÓN DE PROBLEMAS PRIORITARIOS (20 minutos)
4º Tramo: ELECCIÓN DE SOLUCIONES (30 minutos)
5º Tramo: DISTRIBUCIÓN Y ASIGNACIÓN DE TAREAS (20 minutos)
PRIMER TRAMO: APERTURA Y SOCIALIZACIÓN PREVIA
La relación de confianza, de los profesionales con el paciente y su familia, será un hecho ya consolidado al iniciar
la intervención. Es una razón más, para evitar rigideces y formalismos desde el inicio mismo de cada sesión.
Según la experiencia de estos años, los resultados son más favorables cuando el clínico se muestra relajado y
accesible, manejando de forma respetuosa pero también desenvuelta los entresijos de la trama familiar. Estos
primeros minutos de intercambio informal contribuyen a sentar una evidencia muy importante para la familia:
que el trabajo ordenado no está reñido con la soltura y la afabilidad. El clínico, por su parte, encontrará casi
siempre motivos para utilizar aquellos elementos o “juicios a priori” conocidos, sobre las diversas facetas de
la vida familiar. Los deportes, los programas televisivos y la prensa rosa son excelentes vehículos para que se
muestren esas facetas.
SEGUNDO TRAMO: REVISIÓN DE LAS TAREAS ASUMIDAS
Lograr que todos los miembros de la familia asignen suficiente importancia a las tareas asumidas y que colaboren
unos con otros en el esfuerzo común de realizarlas, no es una meta fácil de alcanzar en las primeras sesiones.
Por eso, tan importante como una clara definición de las tareas es la minuciosa revisión de su cumplimiento.
Una situación nada infrecuente en las primeras sesiones es la que sigue:
Profesional: Bien, entonces pasamos a la revisión de las tareas. ¿Quién se anima a empezar con el repaso?
(Todos se miran unos a otros con cierta incomodidad)
Profesional (al paciente): Tomás, ¿nos ayudas a recordar las tareas que nos marcamos en la última sesión?
Tomás (tras una pausa): Bueno, sí. Lo que pasa es que solo me acuerdo de mi parte.
Profesional: Eso ya es bastante, si además has intentado llevarla a cabo.
Tomás: Hice algunas cosas, pero no sé si es lo mismo que aquí se dijo.
Profesional: Antes que nada, intenta hacer un esfuerzo por recordar lo que se dijo. Luego ya veremos lo
que pudo hacer cada uno.
El procedimiento discursivo no es en general el más conveniente para subrayar la importancia de las tareas.
Cada familia tiene su propio estilo. Invitarles a tomar nota (considerando los distintos niveles de escolarización
o instrucción), o a que cada uno repita primero y supervise después la tarea de otro, pueden ser procedimientos
útiles según los casos. El relativo incumplimiento de los acuerdos o tareas en las primeras sesiones debe servir en
todo caso para ratificar lo ya tratado previamente. Esto es, la necesidad de trabajar con asertos claros, sencillos y
concretos, de proceder paso a paso, de mantener la calma, de reducir las expectativas, etc.
Pero en ningún caso, se realizará ninguna censura o descalificación a ninguno de los miembros de la familia,
sobre incumplimiento de acuerdos, pactos o tareas. Los profesionales deberán limitarse a señalar, que el
afrontamiento de determinados problemas o conflictos en la convivencia cotidiana no resulta fácil y que lleva
su tiempo. Y a mostrar su total disponibilidad, para abordar cuantas veces sean necesarias los detalles del
problema, la posible necesidad de modificar la distribución de tareas, etc. Igualmente se evitará transmitir
ninguna señal de desaliento. El desaliento de los profesionales complica el abordaje del problema, y puede
provocar también, el desaliento de las familias y pacientes. En ocasiones, podrá ser útil sugerir a familia-paciente
(y sin forzar), si les parece conveniente realizar una redacción de los acuerdos y distribución de las tareas de
cada miembro de la unidad familiar, y su firma por todos. Esta estrategia “contractual” deberá ser previamente
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