Page 311 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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VIII. ENFOQUES DE RECUPERACIÓN Y EMPODERAMIENTO DE USUARIOS/AS EN LA INTERVENCIÓN
FAMILIAR

Para la actualización de esta Guía, y por su especial importancia, se ha considerado necesario revisar la influencia
e impacto de los enfoques actuales de recuperación y empoderamiento de usuarios/as en las intervenciones
familiares. Estos nuevos tiempos implican nuevos retos, que los futuros programas y diseños de intervención
familiar deberán considerar con especial cuidado. Será preciso, enmarcar la intervención familiar en el modelo
de atención comunitaria y de recuperación de la enfermedad centrado en la persona, e incorporar el enfoque
actual de empoderamiento de usuarios/as, reforzando todos los elementos de la intervención familiar que sean
complementarios y compatibles con estos enfoques. Este último capítulo se dirige a ello.

VIII.1 ENFOQUE DE RECUPERACIÓN

En la primera parte del capítulo se desglosará:

       •	 Aproximación al concepto de recuperación.

       •	 Modelos de recuperación en salud mental.

       •	 Predictores de recuperación. Recuperación funcional.

       •	 Enfoque de recuperación: Revisiones sistemáticas

       •	 Medida de la recuperación.

       •	 Recuperación y nuevas tecnologías.

       •	 Recuperación: Diversas percepciones y distintos ámbitos.

       •	 Recuperación e intervención familiar.

       •	 Recuperación: Enfoque y paradigmas actuales

VIII.1.1 APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE RECUPERACIÓN

El término recuperación deriva de la palabra latina “recuperatio”: acción y efecto de volver a tomar algo perdido.
Pero esta primera aproximación etimológica, se relaciona solo parcialmente con el enfoque actual de recuperación
en la enfermedad mental. El uso del término por la sociedad romana se circunscribía fundamentalmente al
ámbito del derecho privado. Por ello, es necesario realizar una segunda aproximación etimológica al término
“recuperación”, que conduce al concepto de “remedio”. En la antigüedad, la recuperación de la persona con TMG
se asociaba al uso de algún remedio. La actual conceptualización multidimensional del término de recuperación;
restablecimiento, autonomía y competencia, toma de decisiones, derechos individuales, no se asemeja a su
concepción primitiva. Las bases conceptuales y filosóficas de las controversias relacionadas con el tratamiento
de la salud, de la enfermedad mental y de su recuperación, ya están preconfiguradas en el marco de la filosofía
griega clásica. Durante el “período mitológico”, los griegos practican una medicina psicosomática en donde los
síntomas mentales y físicos eran considerados manifestaciones de la misma enfermedad. También aparece
un concepto moral de la enfermedad mental, como castigo debido a algún tipo de culpa. Este enfoque, más
adelante se ve agravado por la comprensión de la enfermedad mental como una posesión diabólica. El enfoque
de recuperación del trastorno mental grave está impregnado de esta forma de pensar sobre el ser humano, y
aún arrastra sus influencias, tanto positivas (la idea del “bien humano” como fin superior), como negativas (el
estigma hacia la enfermedad mental por su relación con “lo demoníaco”). Pero aún con estas aproximaciones
etimológicas y filosóficas al término de recuperación, su conceptualización más precisa en el ámbito de la salud
mental resulta complejo. Son diversos los factores a considerar: históricos, socioculturales, clínicos, éticos.

VIII.1.2 MODELOS DE RECUPERACIÓN EN SALUD MENTAL

El modelo de recuperación en salud mental, en su configuración actual, tiene un recorrido temporal relativamente
corto. Surge en la segunda mitad del siglo pasado, tras los procesos de desinstitucionalización psiquiátrica, y en
clara respuesta al modelo médico imperante hasta ese momento. Este modelo, estaba basado en el poder del
experto sobre todo lo concerniente a la atención y tratamiento del paciente. El modelo médico estaba centrado
en la enfermedad. Por el contrario, el modelo de recuperación se centraba en la salud, en las fortalezas y en
la propia capacidad del usuario/a para recuperarse y gestionar la enfermedad. El destacado estudio Vermont
realizado por Harding et al. (1987), que se llevó a cabo a mediados de los 50 y principios de los 80, contribuyó
decididamente a la extensión del enfoque de recuperación y a su conceptualización como modelo. Este
estudio demostró, que dos tercios de los 269 pacientes participantes en el estudio, o bien habían mejorado
considerablemente, o bien se habían recuperado 25 años después de su primera evaluación, habiéndose
sometido a programas de rehabilitación y de apoyo comunitario. En el trabajo posterior de Anthony (1993),

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