Page 316 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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en que la recuperación se puede llevar a cabo.

       •	 Los diversos soportes y materiales educativos sobre recuperación y autocuidado.

       •	 El desarrollo e investigación de modelos orientados hacia el cómo y cuándo ocurre la recuperación.

       •	 El desarrollo y aplicación de los instrumentos de medida.

       •	 El desarrollo de las políticas en materia de salud mental e integración del modelo de recuperación.

       •	 El desarrollo de foros de discusión general y debate sobre recuperación.

Respecto a los principales contenidos abordados sobre recuperación en el campo de la investigación, los autores
señalan que los estudios al efecto suelen presentar dificultades de operacionalización, y que se relacionan
nuevamente con el tipo de modelo teórico utilizado: recuperación como proceso o recuperación como resultado.

Otras aportaciones, se han dirigido a la investigación de las estrategias en gestión de la enfermedad y su
impacto en la recuperación. Así, por ejemplo, Mueser et al. (2002). Los autores, realizan una revisión detallada
de los estudios y diseños experimentales recogidos en algunas bases de datos, sobre las estrategias basadas
en la evidencia, y avaladas como más eficaces en el proceso de gestión de la enfermedad y recuperación de la
persona con TMG. Entre ellas: los programas psicoeducativos, la terapia cognitivo-conductual, los programas de
prevención de recaídas, o de habilidades y afrontamiento de problemas.

La importancia de estos programas y estrategias de IMR (Illness Managament Recovery), ha sido considerada
posteriormente. Al respecto, McGuire et al. (2014).

Pero es necesario recordar lo señalado por Liberman y Kopelowicz (2005), respecto a la necesidad de que el
propio constructo de recuperación se vaya clarificando y construyendo, para poder realizar una investigación más
fiable. Señalan los autores, que la recuperación de una enfermedad orgánica no es asimilable a la recuperación,
por ejemplo, en la esquizofrenia. Y añaden, que la forma en que se produce la recuperación de una enfermedad
mental debe también, al igual que para otras enfermedades, reportar esas tasas de recuperación, en términos
replicables, fiables y válidos. Por todo ello, tal vez el concepto de recuperación aún siga buscando su anclaje más
preciso en el campo de la investigación.

Algunas aportaciones posteriores se han dirigido a ello. Cabe destacar, la revisión sistemática de Jääskeläinen et
al. (2013). Los autores, realizan una extensa búsqueda de los estudios potencialmente adecuados en múltiples
bases de datos. Se seleccionan los que utilizan una operacionalización multidimensional del constructo, y al
menos de dos de sus dimensiones: remisión clínica y adecuado funcionamiento social. Añaden, además, el
mantenimiento a dos años de la recuperación en dichos dominios. Los autores señalan, que la proporción media
de los individuos con esquizofrenia que cumplieron con los criterios de recuperación fue del 13,5%. Se encontró
que los valores medios para la recuperación fueron estables, sin diferencias estadísticamente significativas con
relación a: el sexo, el periodo temporal revisado, la duración del seguimiento, el origen de la muestra o la calidad
psicométrica del estudio. Y presentan datos sobre la tasa de recuperación anual para la esquizofrenia, con una
estimación media del 1,4%. Por cada 100 individuos con esquizofrenia, 1-2 personas por año cumplirían los
criterios relacionados con la recuperación y aproximadamente el 14% se podrían recuperar tras 10 años.

Slade y Longden (2015), realizan una sugestiva aportación respecto a algunos de los criterios habitualmente
utilizados por la práctica clínica en la recuperación y aparentemente dotados de fortaleza empírica. Los autores,
realizan una reformulación alternativa de dichos criterios, añadiendo para cada uno de estos nuevos criterios la
evidencia empírica señalada en diversos estudios. Estos nuevos criterios son los siguientes:

       •	 “La recuperación se juzga mejor por la persona que experimenta una enfermedad mental”. El juez
             más importante de la recuperación es la persona directamente afectada. Por lo tanto, el individuo,
             sus valores y preferencias para los tratamientos específicos u otras formas de apoyo son los aspectos
             centrales

       •	 “Muchas personas con problemas de salud mental pueden recuperarse”. Y pueden vivir con su
             enfermedad y más allá de la enfermedad.

       •	 “No cumplir exactamente con los criterios de recuperación de una enfermedad mental no es suficiente”.
             La persona puede desarrollar una identidad propia y rica en capas, tanto como una persona en
             recuperación, en lugar de una frágil identidad como paciente. También esto contribuye a desarrollar
             su resiliencia y capacidad de responder a los desafíos de la vida.

       •	 “El diagnóstico no es una base suficientemente sólida”. El diagnóstico es útil para algunas personas,
             pero no para todas. Por lo tanto, se debe usar si resulta útil. Algunas personas optan por no aceptar
             su diagnóstico, enmarcando su experiencia de otras formas. Ello puede tener una influencia positiva

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