Page 57 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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Se detallan brevemente, los estudios más destacados de esta revisión:
Goldstein et al. (1978) adoptan un diseño de IF orientada a la crisis, con 104 pacientes estratificados de acuerdo
a su ajuste premórbido y aleatorizados en un diseño 2 x 2: dosis medias o bajas de flufenazina, con o sin
terapia familiar. Ésta consistió en una sesión multifamiliar por semana durante un total de 6 semanas. La tasa
de recaídas al cabo de 6 meses fue de 48% para el grupo “dosis bajas - no IF”, 22% para el grupo “dosis bajas - si
IF”, 14% para el de “dosis moderadas - no IF” y 0% para el de “dosis moderadas - si IF”. Las diferencias fueron
significativas dentro de cada una de las dos líneas.
Leff et al. (1982, 1985) seleccionaron aleatoriamente a 24 pacientes esquizofrénicos de hogares con alta EE,
que habían mantenido con los miembros de la familia un contacto cara a cara de al menos 35 horas semanales
durante 3 meses antes del inicio de la investigación. Todos se mantuvieron con tratamiento farmacológico
estándar durante el estudio. Una mitad recibió tratamiento ambulatorio de rutina y la otra siguió un programa
con los siguientes elementos: educación sobre la esquizofrenia, grupos multifamiliares y sesiones unifamiliares
que incluían al paciente. A los 9 meses, la tasa de recaídas en el grupo control fue del 50% y en el de tratamiento
del 8% (p < 0,05). A los 2 años, 78% y 40% respectivamente, pero esta diferencia ya no fue significativa por el
reducido tamaño de la muestra.
Falloon et al. (1982), y Falloon y Pederson (1985c), compararon en 36 pacientes con tratamiento estándar que
vivían en hogares con alta EE, un módulo de IF muy sistematizado con otro de apoyo y asesoramiento puntual a
la familia. El módulo en estudio consistía en: a) evaluación individual de las necesidades y los recursos de cada
familia, b) sesiones unifamiliares en el domicilio incluyendo al paciente, primero psicoeducativas y después
orientadas a la resolución de problemas, y c) grupos multifamiliares a partir de los 9 meses. Los resultados
fueron recogidos a los 9 y a los 24 meses. Los pacientes del grupo de estudio tuvieron una tasa de recaídas
significativamente más baja: 6% frente a 44% a los 9 meses (p < 0,01); 17% frente a 83% a los 24 meses (p <
0,0001). También mostraron conductas menos disruptivas, mejores relaciones familiares y un mayor número
de amigos. Las familias expresaron una mayor satisfacción con la conducta social del paciente y una menor
carga. Los costes de la gestión de la enfermedad por parte de la familia fueron un 19% más bajos en el grupo
de estudio.
Hogarty et al. (1986,1991) estudiaron aleatoriamente a 103 pacientes diagnosticados de esquizofrenia o de
trastorno esquizoafectivo, tras su incorporación a un medio familiar con alta EE, distribuyéndolos en 4 grupos:
• Intervención familiar + medicación (IF + M)
• Entrenamiento en habilidades sociales + medicación (EHS + M)
• Intervención familiar + entrenamiento en habilidades sociales + medicación (IF + EHS + M)
• Medicación solamente (M)
La IF se centró secuencialmente en: 1º. Construir una alianza entre los profesionales y la familia; 2º. Proporcionar
información, orientaciones y una red de apoyos interfamiliares a través de un taller de un día de duración; 3º.
Desarrollar las habilidades aprendidas en el taller mediante sesiones unifamiliares que incluyen al paciente.
Durante el primer año hubo diferencias significativas en la tasa de recaídas del primer grupo (19%) y en la del
segundo grupo (20%) respecto al grupo control (41%). Los efectos de ambos programas sobre este parámetro
se mostraron acumulativos, ya que en el tercer grupo no hubo recaídas. Al cabo de 2 años las diferencias ya
no fueron significativas para el segundo grupo (EHS + M), ni tampoco se mantuvo el efecto acumulativo de la
asociación (IF + EHS + M). Sin embargo, sí se mantuvieron los resultados significativamente favorables para el
primer grupo (IF + M): 29% de recaídas frente a 62% del grupo control, P < 0,01.
Tarrier et al. (1988, 1989), estudiaron a 83 pacientes esquizofrénicos hospitalizados que durante los 3 meses
previos habían vivido con sus familias y contaban con reincorporarse al mismo medio. Fueron divididos en dos
grupos según los niveles de EE familiar. Los de alta EE fueron distribuidos aleatoriamente en tres programas:
intervención familiar conductual directiva o simbólica (IF), educación sola (ES) y tratamiento de rutina (TR). Los
de baja EE recibieron, también aleatoriamente, educación sola o tratamiento de rutina. A los dos años, la tasa
de recaídas entre los de alta EE fue la siguiente: 33% para los del primer grupo (IF) y 59% para el conjunto de los
controles (ES, TR). No hubo diferencias entre los grupos de baja EE, que arrojaron ambos una tasa de 33%. En
un seguimiento a los 5 años, la tasa de recaídas fue de 62% (13 de 21 pacientes) en el grupo de estudio, frente
a 83% (20 de 24) en los grupos control. Las diferencias se mantuvieron a los 8 años: 67% frente a 88% (Tarrier et
al. 1994).
Leff et al. (1989, 1990), estudiaron a 23 pacientes esquizofrénicos tratados con neurolépticos, que mantenían un
elevado contacto con familias de alta EE. 11 de 12 familias aceptaron y observaron la primera de dos fórmulas
asignadas de forma aleatoria, consistente en un programa de intervención domiciliaria (taller de psicoeducación
en el hospital, más sesiones unifamiliares incluyendo al paciente en el domicilio). 6 de 11 persistieron en la
Guía de intervención familiar en la esquizofrenia 57

