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Arévalo Ferrera J. El tratamiento cognitivo-conductual de los síntomas psicóticos
Una vez señalados los presupuestos y las características tados autores, en el que se describen con minuciosidad los
centrales del tratamiento cognitivoconductual de los sín- contenidos y estrategias que componen cada una de las
tomas psicóticos, se emplean técnicas ampliamente pro- etapas. Algunos de los elementos de trabajo que se sugieren
badas y sobradamente conocidas dentro del elenco en este modelo se asemejan a otras propuestas similares
cognitivoconductual, pero que deben adaptarse a las pe- tales como las formuladas por Tarrier15 en su metodología
culiaridades de las personas que padecen trastornos psi- de “Potenciación de Estrategias de Afrontamiento” para
cóticos. Fowler17 considera necesaria para este objetivo la el abordaje de los síntomas psicóticos residuales, o la pro-
siguiente adaptación de las técnicas tradicionales de la te- puesta de Drury18 para la recuperación de la psicosis agu-
rapia cognitivoconductual para su uso en los trastornos da, o al modelo desarrollado por Chadwick et al19, muchos
psicóticos: de ellos sintetizados en la reciente monografía editada por
Valiente6. Más allá de la adherencia a un esquema particu-
1. Tener en cuenta la gravedad de los problemas de las lar de trabajo, y no perdiendo nunca de vista la enorme
personas con psicosis. flexibilidad que suele requerir el trabajo con personas con
problemas psicóticos por razones múltiples, lo importan-
2. Considerar los problemas asociados a la heterogenei- te es el hecho de que podemos contar con guías de inter-
dad de los trastornos psicóticos. vención ya contrastadas que pueden servirnos de referente
específico o genérico a la hora de diseñar y planificar nues-
3. No perder de vista los problemas clínicos asociados a tras propias intervenciones.
la presencia de déficit cognitivos.
El proceso descrito se inicia en la fase de contacto y eva-
4. Contar con la presencia de problemas clínicos asocia- luación, que lejos de suponer una mera recogida de infor-
dos a la elevada sensibilidad emocional de las personas que mación con fines únicamente diagnósticos, implica el
experimentan psicosis. despliegue por parte del terapeuta de un conjunto de es-
trategias destinadas a establecer una firme alianza con el pa-
5. Afrontar los problemas clínicos asociados a la falta de ciente psicótico, tarea enormemente delicada. Esta tarea
confianza del paciente hacia el terapeuta y a la presencia de “enganche” (recomendamos la lectura del capítulo de Va-
de posibles malas interpretaciones del terapeuta y de sus in- liente6 sobre esta cuestión específica) va a propiciar la for-
tervenciones. mulación de un modelo de vulnerabilidad altamente
individualizado. A partir del tipo de explicaciones que se
6. Asumir la probable presencia de problemas asociados proponen desde los modelos generales de vulnerabilidad de
a ideas delirantes fuertemente sostenidas. la esquizofrenia y de los más recientes modelos explicativos
cognitivos de los trastornos psicóticos, el terapeuta con la
Se proponen también los siguientes cambios de la tera- información específica recogida en la fase de evaluación a
pia cognitivoconductual para su aplicación a la psicosis: través de métodos diversos (entrevistas, escalas, etc.) que
prestan atención a las múltiples dimensiones relevantes de
1. Enfatizar la instauración de una relación estable con el los fenómenos psicóticos20, trata de establecer en colabo-
paciente, y facilitarla y mantenerla activa. ración con el paciente un intento de explicación de cómo
se han ido gestando las experiencias psicóticas que experi-
2. Considerar un proceso de evaluación más extenso y du- menta y qué factores han influido e influyen actualmente en
radero para poder identificar y formular los problemas. ellas. La formulación de ese modelo de vulnerabilidad in-
dividual y “a medida” del paciente, va a constituir la base
3. Considerar la utilización de métodos de análisis de la del trabajo de colaboración que se va a realizar en las si-
sesión y de sostenimiento, que normalmente se asocian a en- guientes fases del proceso. La fase siguiente se ocupa de
foques psicodinámicos para mantener la activación emo- ayudar al paciente a que autorregule sus propios síntomas
cional dentro de límites tolerables. para aminorar las interferencias que producen en su vida co-
tidiana, y se centra específicamente en la enseñanza de es-
4. Moderar las expectativas terapéuticas de acuerdo a la trategias de afrontamiento. En este punto se parte de
probable presencia de deficiencias subyacentes de com- aquellas estrategias con las que el paciente ya cuenta o se en-
prensión y procesamiento de la información. trenan nuevas fórmulas si fuera necesario, practicándolas de
forma gradual y repetida hasta que se conviertan en una “rá-
Terminaremos este apartado describiendo las fases que in- pida salida de incendios”, fácilmente empleable cuando las
cluye el proceso de intervención, de acuerdo al modelo circunstancias externas o internas lo requieran. Dichas es-
propuesto por Fowler, Garety y Kuipers3: trategias son variopintas (cognitivas, conductuales, regu-
ladoras del input sensorial o fisiológicas, según la
1. Contacto y evaluación. clasificación de Tarrier15) y se ajustarán a las necesidades del
2. Utilización de estrategias de manejo cognitivocon-
ductuales para afrontar los síntomas psicóticos. Rehabilitación psicosocial 2004; 1(2):56-63 59
3. Formulación de un nuevo modelo del trastorno psi-
cótico.
4. Estrategias cognitivas para el manejo de creencias irra-
cionales y creencias alucinatorias.
5. Terapia cognitiva para asunciones disfuncionales so-
bre uno mismo.
6. Estrategias para el manejo del riesgo de recaída y de la
discapacidad social.
No disponemos de espacio para entrar en mayores de-
talles, y remitimos al lector al manual elaborado por los ci-