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López Gómez D. Continuidad de cuidados y desarrollo de sistemas de apoyo comunitario: atención a personas con trastorno mental severo
en el medio rural
ne, aparición de conductas de autocontrol (bebidas, sustan- anteriormente, sus contenidos y estructuras quedarían re-
cias), conciencia de enfermedad/automedicación, compe- ducidas a atender, en muchas ocasiones, a las discapacida-
tencia doméstica y comunitaria, utilización del tiempo des y minusvalías que el propio sistema genera en función
(ocio terapéutico)56, inicio de conductas activas y de la ca- de su ideología asistencial reduccionista, o de la falta de
pacidad de afrontamiento57-59. comunicación y relación entre sus servicios, y lo harán
adoptando un marcado carácter reactivo frente a la severi-
Las funciones de orientación y acompañamiento están en- dad y no de promoción y recuperación de la persona con en-
caminadas a favorecer la contextualización comunitaria y fermedad mental. En ocasiones, la ausencia de una
el reconocimiento y defensa de sus derechos como ciuda- participación activa de la comunidad se traduce en el apo-
dano. El tutor comunitario acompañará al paciente para es- yo económico que instituciones públicas prestan a asocia-
tablecer contactos y conexiones con los profesionales de ciones de familiares para la realización de programas, que
las redes comunitarias de salud y acción social, orientará su son una mezcla de actividades recreativas y terapéuticas,
permanencia en ellas para el uso y beneficio de sus conte- contribuyendo de esta forma a la confusión, y por ende a la
nidos y servicios. A veces el acompañamiento se realizará an- homeostasis, y favoreciendo de esta forma la dejación de
te redes informales, como asociaciones culturales. funciones de los profesionales.
La presencia del tutor comunitario en el contexto natu- Se puede concretar la participación activa de la comuni-
ral del paciente favorece la transmisión de apoyos también dad en la creación de servicios de orientación cultural y
a la familia para el adecuado desarrollo del plan de actua- laboral y de atención residencial comunitaria. Todos ellos
ción familiar; éstos se concretarán, en ocasiones, transmi- están en relación con el equipo de salud mental, que les in-
tiendo información e indicaciones sobre la realización de dica las necesidades de los pacientes en función de su nivel
determinadas acciones, y en otras, favoreciendo la ventila- de rehabilitación. Si éste es alto los servicios de orienta-
ción de emociones negativas. ción laboral y cultural apoyarán la participación del enfer-
mo en las diferentes estructuras comunitarias (por ejemplo,
El contacto con el paciente y su familia permite que el ges- en el tema laboral mediante el acceso al empleo ordinario
tor de casos detecte la aparición y presencia de pródromos o al empleo con apoyo); si el nivel es bajo será preciso que
o primeros indicadores de descompensación60. Además de surjan de estos servicios dispositivos específicos como talle-
la sugerencia e indicaciones que a la familia y a la propia per- res prelaborales o aulas de educación de adultos54,62.
sona con enfermedad mental les puede realizar el tutor co-
munitario transmite al equipo, y sobre todo al miembro del 4. La cuarta fase se puede denominar comunitaria, pues
mismo, que es el responsable terapéutico, la situación pre- son miembros de la comunidad los que adquieren un pa-
crítica. pel relevante en la satisfacción de las necesidades de los
pacientes. Como antes indicábamos hay personas que pa-
Pero el trabajo de tutor comunitario en la comunidad se- ra la atención a sus necesidades precisan de apoyos gene-
ría de contención y no de promoción y de cambio, sin una ralizados (todos los días) que no pueden ser prestados por
participación activa de la comunidad en este modelo de el tutor comunitario.
trabajo. Ésta no puede quedar reducida a los contactos del
equipo de salud mental con las otras redes comunitarias, La transmisión de apoyos continuos y generalizados se-
muchas veces basados en el voluntarismo o en el conoci- rá efectuada «por agentes comunitarios». Son personas de
miento mutuo entre profesionales. Es precisa la implicación la comunidad, cuyos servicios están remunerados (un re-
y coordinación61 de organismos autonómicos (diferentes ferente puede ser el servicio de ayuda en domicilio), y que
Consejerías provinciales, diputación y municipales, man- en colaboración con estructuras comunitarias: ayunta-
comunidad de municipios, ayuntamientos) que favorezcan miento, mancomunidad de municipios, diputación, etc.
la relación y conexión de redes, que ofrezcan sus servicios son formadas y adiestradas en las tareas que van a realizar.
y estructuras para que el paciente participe y contribuya de Éstas consisten, siguiendo las indicaciones precisas del tu-
esta forma a su contextualización comunitaria o que con- tor comunitario, en desarrollar in situ el programa de ha-
juntamente apoyen la creación de nuevos recursos: orien- bilidades de la vida diaria para favorecer la autonomía
tación al empleo, orientación a la educación y ofrecimiento personal, contextual y comunitaria, el desarrollo de tareas
de alternativas residenciales. Estaríamos en la dimensión po- de acompañamiento para favorecer el contacto con la co-
lítica («macrosistémica» en lenguaje de Bonfennbrener) munidad y apoyar a la familia en la realización de sus in-
de la continuidad de cuidados que para las personas que, por tervenciones.
su enfermedad y por la trayectoria que les ha conducido a
la severidad, han estado alejadas —en ocasiones físicamen- El agente comunitario se convierte en el punto básico
te, pero sobre todo subjetivamente— de la comunidad y de de referencia del paciente en la comunidad para atender a
la cultura, resultan imprescindibles. sus demandas y también para detectar los inicios de sus
descompensaciones, sirviendo de punto de enlace entre el
Si esta participación activa de la comunidad no está en- paciente y la familia y el tutor comunitario y el equipo de
troncada en una valoración integral de la enfermedad y en salud mental.
unos presupuestos próximos a los que hemos comentado
Rehabilitación psicosocial. 2006; 3(1):17-25 23