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Usieto EG et al. Intervención integral de los trastornos psicóticos con trastorno por uso de sustancias comórbido desde
una unidad de patología dual
mas derivados tanto de la adicción (médicos, personales, fa- de intervenciones clínico-rehabilitadoras facilitar la mo-
miliares, laborales, sociales, legales, etc.) como de la enfer- dificación de hábitos y actitudes, propiciar la adquisición de
medad mental (síntomas psiquiátricos, desajuste estrategias de enfrentamiento más adaptadas y establecer las
psicosocial…). El tratamiento dispensado se plantea en ré- bases sobre las que el paciente pueda plantearse un nuevo
gimen cerrado y se enfoca hacia la abstinencia de sustancias, estilo de vida. Buscando estos objetivos se conjugan activi-
siempre que se pueda lograr. dades clínicas y psicoeducativas que se inician con la eva-
luación del caso y finalizan con la reinserción sociolaboral
Para llevar a cabo su función estos dispositivos precisan del paciente, ofreciendo distintas intervenciones terapéuti-
de: cas adaptadas a la situación individual de cada paciente.
1. Una infraestructura no sofisticada, pero sí acorde a En el primer contacto con el paciente se inicia la eva-
los fines, tanto terapéuticos como ocupacionales que se luación, con la apertura de la historia clínica y la recogida
persiguen (sala de recogida de muestras para controles to- de datos que se hace de manera multidisciplinar (tabla 1).
xicológicos, farmacia, enfermería, sala de grupos con espe- En esta primera fase el paciente y su familia clarifican du-
jo unidireccional y equipo audiovisual que facilita la das acerca del tipo de tratamiento que se dispensa en la
supervisión, taller ocupacional, etc.). unidad y se acuerdan los primeros pactos.
2. Un equipo profesional multidisciplinario que entien- Al finalizar la evaluación se emite un diagnóstico de
de la enfermedad dual desde una referencia biopsicoso- presunción (médico, toxicológico y psiquiátrico) y se ela-
cial, compuesto por: psiquiatra, médico, psicólogo, bora un plan terapéutico individualizado. Generalmente,
enfermero, educador y trabajador social. Estos profesio- al ingreso existe una confusión de síntomas por la interre-
nales, que precisan de un adecuado nivel de formación lación compleja entre la enfermedad mental y el consumo
tanto en materia de adicciones como en psiquiatría, nece- de sustancias que dificultan la precisión de los diagnósti-
sitan además un alto grado de cohesión y comunicación pa- cos. El diagnóstico de confirmación3 se establece cuando
ra aplicar con flexibilidad y rigidez las intervenciones y el paciente lleva al menos 4 semanas abstinente y se pue-
establecer una relación empática mantenida en el tiempo. de diferenciar entre patología psiquiátrica inducida por
sustancias, patología psiquiátrica primaria y patología
3. Un marco metodológico que facilite el desarrollo de adictiva primaria. Este diagnóstico sigue las clasificaciones
una intervención multidireccional (desde todos los profe- internacionales al uso (DSM o CIE), siendo de naturaleza
sionales y todos los programas en los que esté participan- multiaxial. Merece especial interés la exploración del eje II
do el paciente), continua y longitudinal, durante todo el con un estudio en profundidad de la personalidad del pa-
tiempo que persista la problemática dual y el paciente per- ciente. Cuando el manejo de este tipo de diagnóstico cate-
manezca en contacto con el centro. gorial no resulte operativo, conviene contemplar la
posibilidad de apoyarse en cuadros sindrómicos (ansie-
Los criterios de no inclusión en la unidad vienen deter- dad, depresión, psicosis, trastornos de conducta, agresivi-
minados fundamentalmente por el estado psicomédico del dad, impulsividad, inestabilidad emocional, trastorno del
paciente, de tal manera que no debe existir riesgo infecto- control de impulsos, etc.).
contagioso, y el nivel de funcionamiento debe ser compa-
tible con las actividades del programa terapéutico. La Una vez identificadas las necesidades del paciente con un
patología psiquiátrica ha de preservar la convivencia en plan terapéutico se procede al ingreso, si existe voluntarie-
grupo y la implicación en las actividades grupales progra- dad, y se fracciona el tratamiento en fases:
madas a diario. De cara a la seguridad en la unidad es pre-
ciso que el paciente mantenga un control mínimo sobre las 1. Una primera fase de desintoxicación, es decir, de lograr
conductas, de manera que no supongan un riesgo para él ni la abstinencia a las sustancias objeto de uso indebido, siem-
para los demás. pre que no precise para ello de una atención hospitalaria por
sus posibles riesgos o complicaciones orgánicas (caso in-
En cualquier caso ha de tenerse en cuenta, en el diseño de frecuente). Se realiza en la unidad y así facilita la adheren-
las intervenciones psicoterapéuticas o psicosociales, la pers- cia en el tratamiento. Se inicia al ingreso y se aborda
pectiva de incrementar los recursos personales de los pa- simultáneamente el abandono de la(s) sustancia(s), y de la
cientes con objeto de hacer frente a los conflictos, problemas patología médica y psiquiátrica intercurrente. Durante es-
o tensiones interpersonales que suelen presentarse. ta fase, que dura entre una y cuatro semanas, se evitan las
salidas, que se realizan únicamente por cuestiones médicas
Intervención integrada desde la unidad o judiciales, facilitando así una alta contención y evitando
de patología dual la exposición a estímulos de recaída. En las salidas, si son
precisas, se dispondrá de acompañamiento familiar o de un
El proceso terapéutico es largo y complejo, y se estructu- educador de la unidad.
ra en torno a fases, con unos objetivos específicos y una du-
ración variable, en las que se pretende mediante una serie 2. Una segunda fase, conocida habitualmente como des-
habituación, constituye la fase en la que se han de realizar
28 Rehabilitación psicosocial. 2006; 3(1):26-32