Page 24 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA

Para Bateson et al. (1956), una persona diagnosticada de esquizofrenia presenta tres dificultades en tres áreas
de discriminación:

• Dificultad para asignar el modo comunicacional correcto a los mensajes que se reciben.

• Dificultad para asignar el modo comunicacional correcto a los mensajes que se emiten verbalmente o
no verbalmente.

• Dificultad para asignar el modo comunicacional correcto a los pensamientos, sensaciones y
percepciones propias.

Cisma y Sesgo Marital: Lidz et al. (1957)

Este grupo de autores consideraba la esquizofrenia como una respuesta ante conflictos en la pareja parental. En
el cisma marital hay una situación de competencia por la autoridad, en donde un cónyuge utiliza al hijo contra el
otro. En el sesgo marital, un progenitor con graves alteraciones psicopatológicas pretende imponer su dominio.
Los autores realizan la siguiente definición: “Una patología grave del medio familiar constituye el hallazgo más
constante en lo que se refiere a la etiología de la esquizofrenia. Consideramos la esquizofrenia como una forma
extrema de retraimiento social, caracterizada específicamente por esfuerzos destinados a modificar la realidad,
de modo que esta asuma una forma tolerable mediante una distorsión de la simbolización de la realidad o una
limitación extremada del medio interpersonal”.

Pseudomutualidad: Wynne et al. (1958)

Se describe la pseudomutualidad como un esfuerzo para mantener el acuerdo y evitar la confrontación
emocional abierta, a expensas de la diferenciación de la identidad de las personas que participan en la relación.
La relación de pseudomutualidad implica un dilema característico. La divergencia se percibe como un factor
de desquiciamiento de la relación, por lo cual es necesario evitarla, pero si se le evita, la relación no puede
crecer. Para estos autores, en las familias de personas que más tarde desarrollarán episodios esquizofrénicos,
las relaciones que se reconocen abiertamente como aceptables exhiben una cualidad de pseudomutualidad
intensa y perdurable.

Desviación de la Comunicación: Singer y Wynne (1966)

Consideraron la esquizofrenia como consecuencia de las perturbaciones de la comunicación interpersonal en
la familia. En estas familias las comunicaciones eran fragmentadas o amorfas, usando referencias ambiguas e
incoherentes y tendentes a la confusión.

Esquizofrenia y Presión Social: Laing y Esterson (1964)

Desde la perspectiva de la antipsiquiatría, se consideraba que no es el individuo sino la familia quien está
enferma. Para estos autores, la aparente irracionalidad del individuo encuentra su racionalidad en el contexto
familiar y social de origen.

III.2 EMOCIÓN EXPRESADA: ORIGEN. EVOLUCIÓN. TEORÍAS EXPLICATIVAS

Lo que se conoce con el término de “emoción expresada” (EE), de familiares y cuidadores de personas con
esquizofrenia, posiblemente constituya uno de los constructos mejor estudiados y evaluados dentro de la historia
de las teorías psicológicas. En el origen del estudio y formulación del constructo, la principal característica de la
EE parecía ser el especial y distintivo “estilo comunicativo del familiar o cuidador” con la persona afectada, que
influía en el curso y evolución de la enfermedad.

Se trata de una de las variables predictoras de recaídas más reconocida por profesionales e investigadores.
Su importancia práctica estriba en que las intervenciones familiares orientadas a reducir el nivel de EE, han
conseguido reducir las tasas de recaídas.

Mueser et al. (2001), revisaron 12 ensayos controlados aleatorizados realizados desde 1980, que comparan los
efectos del tratamiento rutinario y el tratamiento familiar con al menos nueve meses de duración. Comprueban
que tanto la modalidad unifamiliar como el formato multifamiliar, así como la combinación de ambos, estaban
asociados a aproximadamente la mitad de las recaídas y rehospitalizaciones, en comparación al tratamiento
rutinario. En todo caso, la medida de la EE es una técnica de investigación. Y sus componentes; comentarios
críticos, hostilidad y sobreimplicación emocional, son términos técnicos y no nombran emociones (Kuipers et
al. 2002).

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