Page 41 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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Para el autor, toda la evidencia acumulada parece proporcionar apoyo a la consideración del duelo, como un
trastorno psiquiátrico con entidad diagnóstica específica. Y concluye, que es necesario que los profesionales se
basen en estas evidencias y eviten argumentos emotivos. La adopción de una posición basada en que ninguna
reacción de duelo puede ser descrita como un trastorno psiquiátrico, dará lugar a que muchas personas afligidas
no sean correctamente tratadas. La consideración del duelo y de su entidad diagnóstica, y los criterios que
deben guiar su abordaje ha sido analizado en otros trabajos. Así en, Jordan y Litz (2014).
Otros estudios han intentado abordar de forma específica las diferencias entre el duelo de los pacientes con TMG
y el duelo en población general. Al respecto, Macias et al. (2004). Los autores realizan un estudio comparativo
de estas diferencias en una muestra de 148 sujetos con TMG. Señalan, que los factores situacionales que
contribuyen al duelo y aflicción prolongada entre la población general son los mismos factores que influyen
en el duelo de las personas con una enfermedad mental grave, más que la enfermedad mental en sí misma
considerada. Igualmente señalan, que la mayoría de las personas con enfermedades mentales graves que
experimentan el duelo por la falta de un ser querido, son de mediana edad y conviven con progenitores de
edad avanzada. Por ello sugieren, que los servicios asistenciales incorporen este abordaje en su práctica clínica
rutinaria, en donde se incluya la preparación para el duelo, asesoramiento, apoyo en los arreglos funerarios que
deba afrontar el paciente, apoyo para su planificación financiera, o apoyo en los preparativos para su traslado
a residencias u otras opciones alojativas. Inciden en el beneficio de que las personas con enfermedad mental
grave reciban información sobre que el duelo y dolor, es una reacción normal a la pérdida de un ser querido y
al estrés de la vida, y no un reflejo de su propia enfermedad, fragilidad emocional, o una respuesta patológica
a la pérdida interpersonal. Por tanto, también será conveniente que las intervenciones que se realicen con las
familias, y fundamentalmente con familiares de edad avanzada, contemplen estos aspectos de preparación del
paciente para el duelo.
Respecto a los criterios y estrategias que deben guiar el abordaje del duelo, existen diversos estudios. Así, la
aportación de Meichenbaum (2016). En el trabajo se realiza una descripción de los principios que deben guiar la
práctica clínica en el abordaje del duelo complicado, revisando las directrices de intervención señaladas en los
principales estudios de resultados.
En la misma línea, Neimeyer (2016). En este trabajo, se analiza detalladamente las principales aportaciones
realizadas desde la literatura e investigación sobre: el marco conceptual, los modelos y las estrategias terapéuticas
para el abordaje del duelo.
De forma cada vez más señalada, se viene indicando la importancia de atender otras dimensiones relacionadas,
que pueden contribuir eficazmente al afrontamiento del duelo y a su superación. Por ejemplo, la resiliencia y
autocompasión de las personas afectadas. Al respecto, Meichenbaum (2014).
Otras aportaciones presentan características peculiares en su objeto de estudio. Así, por ejemplo, Shear et al.
(2016) investigan el uso de tratamiento placebo en el duelo. Los autores realizan un ensayo clínico controlado
aleatorizado con placebo, para evaluar la eficacia del tratamiento farmacológico antidepresivo, con y sin
psicoterapia, en el tratamiento del duelo complicado. Como hipótesis previa, plantean la mayor eficacia del
tratamiento antidepresivo respecto al tratamiento placebo, con y sin psicoterapia asociada. El estudio no pudo
demostrar esta mayor eficacia.
Por último, cabe señalar la reciente aportación de Nakajima (2018) donde se realiza una revisión actualizada de
los criterios diagnósticos y tratamiento del duelo complicado.
La evaluación del duelo será una tarea clave. Ello va a contribuir a fijar con mayor precisión los criterios para
su abordaje. Pero en general, la evaluación del duelo y los instrumentos desarrollados para su medida se han
dirigido fundamentalmente a:
• Las propias etapas e impacto del duelo en personas con graves enfermedades físicas.
• El impacto del duelo en personas que deben afrontar la “desaparición real” y fallecimiento del ser
querido.
Hasta donde resulta conocido, para el “duelo característico” de los familiares de personas con trastorno mental
grave, la investigación y desarrollo de instrumentos específicos de evaluación es casi irrelevante.
El hecho de que los familiares de las personas con TMG deban afrontar su duelo, sin el punto final que supone
la desaparición real del ser querido, tal vez haya influido.
En el ámbito de la salud mental, lo habitual es realizar adaptaciones parciales de instrumentos de medida
utilizados para otras poblaciones y contextos asistenciales. Por ello, los profesionales deben complementar esta
información y evaluación a través de otras fuentes, tales como: entrevistas familiares, genograma, ciclo vital,
historias de vida, observación directa. Y sobre todo mediante grandes habilidades de escucha.
Guía de intervención familiar en la esquizofrenia 41