Page 96 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
P. 96

creciente sobre el papel de los familiares y cuidadores en esta toma de decisiones compartidas. Al respecto, la
reciente aportación de Hamann y Heres (2019).

En la evolución de la esquizofrenia, suelen producirse recidivas, agravamiento del trastorno y del funcionamiento
social de las personas afectadas. Por tanto, será preciso un tratamiento de mantenimiento. Los antipsicóticos
son eficaces para la prevención de recaídas en pacientes crónicos y en su primer episodio, pues reducen el
riesgo de recaídas en comparación con la ausencia de tratamiento antipsicótico. La esquizofrenia suele
presentar “síntomas positivos”, que incluyen alucinaciones (percepción en ausencia de todo estímulo) y delirios
(creencias fijas o falsas). Y “síntomas negativos”, tales como; apatía emocional, falta de impulso, pobreza del
habla, retraimiento social y abandono de sí mismo. Cada persona tendrá una combinación única de síntomas y
experiencias. Frecuentemente, hay un período prodrómico que precede a un primer episodio de psicosis y puede
durar desde pocos días hasta alrededor de 18 meses. El período prodrómico suele caracterizarse por cierto
deterioro del funcionamiento personal. Los cambios incluyen la aparición de síntomas psicóticos transitorios de
corta duración, y/o atenuados de menor intensidad, problemas de memoria y concentración, comportamientos e
ideas inusuales, perturbaciones en la comunicación y el afecto, retraimiento social, apatía y reducción del interés
por las actividades cotidianas. El período prodrómico suele ir seguido de un episodio agudo caracterizado por
alucinaciones, delirios y trastornos del comportamiento, generalmente acompañados de agitación y angustia.
Una vez resuelto el episodio agudo, después de intervenciones farmacológicas, psicológicas y de otro tipo,
aparece un periodo de estabilización, donde los síntomas disminuyen y a veces desaparecen. Esta fase cuya
duración se suele extender temporalmente, con frecuencia en años, puede ser interrumpida por episodios
agudos recurrentes que van a requerir nuevas intervenciones farmacológicas, psicológicas y de otro tipo, como
en los episodios anteriores (NICE, 2014). Los tratamientos farmacológicos son un elemento indispensable
tanto en el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia, como en otros pacientes que presenten primeros
episodios psicóticos. Se emplean en todas las fases de enfermedad, tanto en fase aguda, como en la prevención
de recaídas y en la mejoría interepisódica. Distintas revisiones han evidenciado, que mantener el tratamiento
antipsicótico en personas que han presentado un episodio de esquizofrenia, con un tratamiento exitoso, reduce
de forma sustancial las recaídas y los reingresos (Gilbert et al. 1995).

El tratamiento con antipsicóticos debe ser individualizado, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:

       •	 Comunicar la indicación y los beneficios de la medicación antipsicótica.

       •	 Informar del tiempo esperado para la remisión de los síntomas, que en general se puede producir a
             las 4-6 semanas de tratamiento con la medicación a dosis óptimas.

       •	 Informar al paciente de los posibles efectos adversos o no deseados de estos fármacos.

       •	 Iniciar el tratamiento, con dosis en el extremo inferior del rango recomendado y aumentar lentamente
             hasta conseguir el efecto terapéutico esperado, siempre dentro del rango de dosis autorizadas.

       •	 Justificar las razones para mantener, cambiar o suspender la medicación, y los efectos de tales
             modificaciones.

Desde la introduccio´n de los neurole´pticos al comienzo de los años 50, su principal indicacio´n esta´ representada
por los trastornos psico´ticos del adulto: los estados psico´ticos agudos y los estados psico´ticos cro´nicos
(esquizofrenia, trastorno delirante), que representa lo esencial de las prescripciones, ya que previenen las
recai´das. Estos medicamentos han mejorado notablemente el prono´stico de la esquizofrenia, especialmente
cuando el tratamiento se establece de forma precoz. En el trabajo de Marshall y Rathbone (2014), se realiza una
detallada revisión sobre el tratamiento precoz en psicosis.

 La denominacio´n de antipsico´tico ati´pico, nace con la comprobación de que la clozapina tenía efecto
antipsico´tico sin producir los indeseables efectos extrapiramidales, y sin afectar de forma general al aumento
de la prolactina. Tras la clozapina, aparecieron otros fármacos como las benzamidas (sulpirida y tiaprida),
risperidona, olanzapina, sertindol, quetiapina, aripiprazol, amisulprida, ziprasidona, paliperidona, asenapina y
cariprazina, que se englobaron bajo el termino de antipsico´ticos ati´picos o de segunda generacio´n (ASG), frente
a los antipsico´ticos cla´sicos, ti´picos o de primera generacio´n (APG). Las diferencias más importantes entre los
distintos antipsicóticos atípicos, se centran en la afinidad por los distintos receptores y en el tipo de reacciones
adversas (Huhn et al. 2019). Se describe a continuación ambos tipos de antipsicóticos.

1. Antipsicóticos de primera generación: Típicos

Son un conjunto de fármacos que se caracterizan por actuar frente a los síntomas psicóticos, bloqueando
de forma inespecífica las vías; mesolímbica (sintomatología positiva), mesocortical (síntomas negativos),
nigroestriada (síntomas extrapiramidales) y tuberoinfundibular (alteraciones endocrinas). Una clasificacio´n
clásica, es la que distingue entre antipsico´ticos de baja potencia (dosis del orden de 50 mg: clorpromazina,
etc.) y de alta potencia (dosis del orden de 1-2 mg: haloperidol, flufenazina, etc.). La potencia no es significativa,

96 Guía de intervención familiar en la esquizofrenia
   91   92   93   94   95   96   97   98   99   100   101