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López M, et al. Evaluación del Programa residencial para personas con trastorno mental severo en Andalucía (IV):
perfiles funcionales y redes sociales de los residentes
este caso una mezcla de la dimensión “discapacidad” y de 4), llega casi al 20% del total (más del 25% en Casas), y que
otra más clínica o sintomatológica4,15,24) muestran un per- los residentes con dificultades también graves en “hábitos
fil de personas con dificultades importantes, intermedias en- socialmente inaceptables” y “hostilidad” se sitúa en torno
tre las que necesitan una atención hospitalaria y las que al 10% y al 5%, respectivamente, podemos afirmar que la
permanecen en su propio domicilio, que es lo que parece mayoría de las personas que utilizan el programa tienen di-
constituir el campo propio de un programa residencial4-7. ficultades de manejo importantes y una minoría significa-
tiva de ellos dificultades muy importantes. Aunque éste es,
No obstante, ese perfil no es diferente del de la mayoría evidentemente, sólo un análisis muy general y poco preci-
de las personas habitualmente internadas en hospitales so, siendo necesario un trabajo, más estructurado y riguroso,
psiquiátricos4,14,15,18,24,26,35,38,39, lo que pone de manifies- de construcción de agrupaciones de residentes más homo-
to, como luego insistiremos, que el programa sirve como al- géneos en sus niveles de problemas y dificultades, tanto
ternativa razonable para apoyar la permanencia en la dentro como fuera del programa residencial47.
comunidad de una gran parte de estas personas5,7,9,26,35,44.
En lo que respecta a las redes sociales el cuadro que emer-
Dentro de la variabilidad de situaciones que reflejan los ge de los datos presentados se acerca bastante a lo que pa-
datos, tiene interés comprobar hasta dónde llega la capa- rece razonable suponer, a partir de la información
cidad del programa para integrar a la minoría de personas disponible14,19,21-23. Las personas con trastorno mental se-
con más graves problemas, a los “pacientes difíciles de situar”, vero, que residen en los distintos tipos de alojamientos del
en terminología del TAPS3,9,16,26,45,46, a los que muchos programa, han mejorado sus relaciones sociales y encuen-
programas residenciales tienden a dejar fuera3,7,22 y algunas tran un mínimo de apoyo afectivo e instrumental, pero si-
de cuyas alternativas de atención discutimos en el articulo guen teniendo redes sociales pobres y, en la mayoría de los
anterior1. Aunque un análisis detallado queda fuera de casos, preferentemente dentro del programa. Lo que, de
nuestras pretensiones actuales, y sin olvidar que la mayo- nuevo, señala un espacio para el desarrollo combinado
ría de estas personas necesitan atención compartida con (con los servicios de salud mental, pero también con la red
Unidades sanitarias del tipo de la Comunidades terapéuti- de servicios sociales comunitarios) de intervenciones que
cas podemos hacernos una idea inicial del tema conside- tiendan a reforzar y extender las redes sociales “externas” al
rando los datos que figuran en la tabla 11. programa48,49.
Por un lado, vemos que el número de residentes que no En conjunto, las diferencias encontradas entre los dos tipos
presentan alteraciones de conducta ni dificultades en ha- de estructuras con que contaba el programa en la fecha del
bilidades básicas, ambas de carácter grave, es bajo: 38 per- estudio (Casas hogar y Pisos), van en la línea de sus res-
sonas, lo que representa menos del 10 % del total, la mayoría pectivas definiciones funcionales1,2,31,33, confirmando lo
residiendo en Pisos. Y, en el otro extremo, aquellos que que señalábamos en el artículo dedicado a los dispositi-
presentan alteraciones de conducta grave en 4 o más ítems vos31: las personas con más dificultades y menos autonomía
del SBS y, a la vez, 8 o más habilidades con afectación igual- están en Casas hogar y las más autónomas y menos pro-
mente grave (BELS) suponen, casi simétricamente, el 10 % blemáticas en pisos. Aunque hay importantes diferencias en-
del total de residentes, porcentaje que sube al 18 % de los tre provincias y dispositivos concretos que justifican una
que vivían en Casas hogar. Si añadimos a esto que el número exploración más detallada, exploración que abordaremos
de residentes con alteraciones graves en la agrupación de posteriormente intentando articular y validar algunos mo-
conductas que hemos denominado “ disruptivas” (tabla
TABLA 11. Algunas características de residentes con mayores dificultades
Residentes con distintos tipos de alteraciones Casas hogar Viviendas Total Significación
(SBS – BELS) supervisadas
Nº % Nº % Nº %
Ningún problema de conducta grave / ninguna habilidad 2 1,0% 36 20,1% 38 9,8% p < 0,001
con disfunción grave 36 17,9% 4 2,2% 40 10,3% (n: 380)
50 24,9% 18 9,5% 68 17,5% p < 0,001
4 o más problemas de conducta graves 28 14,0% 12 6,7% 40 10,3% (n: 380)
8 o más habilidades gravemente afectadas 18 9,0% 3 1,7% 21 5,4% p < 0,001
Alguna alteración grave en “conductas disruptivas” (n: 380)
P = 0,029
Alteración grave en “Hábitos socialmente inaceptables” (n: 380)
p = 0,003
Alteración grave en conductas de “hostilidad” (n: 380)
SBS: Escala de Conducta Social; BELS: Cuestionario de habilidades básicas de la vida diaria.
Rehabilitación psicosocial. 2005; 2(2):44-55 53