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María Fe Bravo Ortiz, Fran Recalde Iglesias y María Isabel Vázquez Souza

    todo el cúmulo de necesidades que presentan. Esto                cios psiquiátricos. Muy frecuentemente los servicios
    genera, malestar, escasos ingresos hospitalarios y               que se les ofrecen se focalizan casi exclusivamente en
    altas precoces a albergues o hacia la calle de nuevo.            la patología, con ausencia de comprensión de sus
    La etiquetación, las representaciones «románticas»               circunstancias vitales y actitudes, y desde presu-
    sobre la libertad de vivir en la calle que a veces se            puestos más basados en un paternalismo bien inten-
    hacen en los medios de comunicación y los concep-                cionado que en potenciar su autonomía. Existe una
    tos erróneos sobre la violencia en los enfermos men-             incongruencia entre las prioridades de muchas de
    tales, quizás más frecuentes en este colectivo, con-             estas personas y las de los servicios ofrecidos. En opi-
    tribuyen a la estigmatización, tal y como apuntan                nión de estos autores el modo en que se ofrecen los
    López– Ibor y Cuenca54, tanto en la población gene-              servicios y el foco de los mismos son determinantes
    ral como para los profesionales de la salud mental               en su aceptabilidad. La necesidad de recibir trata-
    suponiendo otra barrera añadida.                                 miento o tomarse la medicación pasa a un segundo
? La organización de los servicios. La necesidad de                  plano frente a necesidades tan básicas como la
    acortar los ingresos en las unidades de hospitaliza-             obtención de comida, un lugar para dormir. Las
    ción, la falta de servicios de referencia y la fragmen-          PSH y en particular, las PST, organizan en muchas
    tación entre los diferentes servicios (sociales y sani-          ocasiones su día según las colas que tienen que hacer
    tarios) y las tareas de coordinación (Inter. e intraser-         para conseguir una tarjeta que les permita comer o
    vicios) suponen dificultades a la hora de establecer             ducharse, los horarios de los comedores o la hora en
    una continuidad en los cuidados y el tratamiento.                la que tiene que estar en una zona determinada en la
    Ante esto los programas de continuidad de cuida-                 que le darán el dinero que le va a permitir comprar
    dos, con asignación de un responsable o gestor de                un bocadillo, un café, un paquete de cigarrillos o un
    casos (case manager), suponen una respuesta, al                  cartón de vino...antes de hacer una nueva cola para
    menos inicial que evita dicha fragmentación. La                  ir a otro comedor y obtener la cena. Además, no hay
    corta duración de las estancias hospitalarias y las              que olvidar que las medicaciones, en especial los
    políticas sanitarias (más restrictivas en la hospitali-          nuevos tratamientos resultan caros o comparativa-
    zación) limitan el tratamiento de las PSH, que al                mente caros para una población que percibe pocos
    alta carecen de un apoyo familiar para su cuidado y              ingresos (unos 300 euros de media dependientes de
    de un lugar donde poder reponerse. Se ha considera-              Pensiones no contributivas y rentas de inserción) y
    do que estas personas requerían al menos un 30%                  con frecuencia variables debidos a la mendicidad.
    más de tiempo de hospitalización respecto a la                   Parece poco realista que puedan participar en pro-
    población general. Sin embargo, experiencias como                gramas de tratamiento si sus necesidades más bási-
    las llevadas a cabo en California, han demostrado                cas no están cubiertas22, 23***.
    que creando un recurso alternativo el hoptel (hospital
    hotel), la duración de los ingresos era igual a la de la     La movilidad supone otra dificultad añadida, aún para
    población general y por tanto este incremento en los      equipos de calle, para mantener el seguimiento y el trata-
    tiempos de hospitalización no dependía tanto de           miento, para engancharse y ser adscritos a un servicio u
    razones médicas o de patología como de recursos de        otro. La sectorización que es la base de la organización de
    alojamiento y soporte adecuados55. No hay expe-           la mayoría de los servicios sociales y sanitarios los deja
    riencias similares en relación a los ingresos psiquiá-    fuera de su responsabilidad asistencial. Este hecho se ha
    tricos, pero si parece evidente que las altas sin sopor-  referido con frecuencia en el Reino Unido, como conse-
    te y planificación adecuado son una forma de favo-        cuencia de la rigidez y falta de flexibilidad de los servicios
    recer un fenómeno de puerta giratoria.                    sanitarios especializados21, y refleja fielmente la situación
? Filosofías diferentes en la forma de proveer los ser-       más frecuente en nuestro país. Las experiencias previas de
    vicios. Existe una disparidad patente a la hora de        ingresos involuntarios, o de una «complicada» relación
    conceptuar y abordar la enfermedad mental. Desde          con la policía, la situación irregular, la falta de papeles,
    aquellos que actúan con políticas poco intervencio-       condenas o pequeños delitos pendientes incrementan la
    nistas, a los que creen que una persona que padece        desconfianza a la hora de dirigirse a los servicios públi-
    una enfermedad mental no puede tomar decisiones           cos e instituciones para demandar ayuda o determinados
    sobre su propia vida, a aquellos que les responsabi-      derechos, por lo que con frecuencia piden esta ayuda a
    lizan completamente de cualquier conducta disrup-         redes más informales (ONGs, organizaciones religiosas).
    tiva.
? El estilo de vida de las personas sin hogar:                   Esto condiciona el trabajo con PSH no como un mode-
? Como muy acertadamente señalan Cohen y                      lo de intervención en crisis o de abordaje de situaciones
    Thompson16 las dificultades no surgen sólo de los         agudas, sino como un trabajo con enfermos crónicos, con
    problemas de organización de los servicios, sino          múltiples déficits y otro «tempo» a la hora de diseñar los
    también del rechazo que estos generan en muchas           planes terapéuticos. Susser, Golfinger y White (1990)57 y
    personas sin hogar. Muchos de ellos no se ven a sí        Mc Murray– Ávila (1999) señalaban entre los principios
    mismos como enfermos o bien han tenido experien-          generales para el trabajo con PSH con enfermedad mental
    cias negativas previas en su contacto con los servi-      grave: La necesidad de que se realice un trabajo por parte
                                                              de clínicos expertos capaces de realizar intervenciones ima-

    *** Por ejemplo, una inyección de Risperdal Consta® supone unos 3 € con receta (no pensionista) y es un tratamiento a administrar cada 14 días, lo que supon-
dría un gasto entre un 6 un 9% del total de sus ingresos cada mes.

260 Evaluación en Rehabilitación Psicosocial
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