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Juan Carlos Rodríguez-Miguel

nas con enfermedad mental crónica y grave. Los               vidas. Siempre ha habido alguien que ha decidido por
centros residenciales trabajan en la búsqueda de la          ellos: su familia, su psiquiatra, su psicólogo, la trabaja-
rehabilitación y/o, de forma más idónea y comple-            dora social, la agencia de tutela, etc. No se quiere hacer
mentaria, recuperación de los usuarios que reciben           ver que estas orientaciones vitales sean negativas, es
sus servicios. Pero en ocasiones, éste objetivo tan          más, en muchos casos pueden ser y son beneficiosas,
loable, se ve frenado o queda vacío de contenido por         pero también, en ocasiones, se alargan demasiado en el
ciertas actuaciones que parten de una reconceptuali-         tiempo a pesar de la mejoría de la persona.
zación errónea de las personas con enfermedad men-
tal por parte de los profesionales.                             Al entrar en el servicio, la persona se encuentra de
                                                             nuevo con esa falta de control que podemos denominar
   Ante la importancia que la calidad tiene hoy, como        «necesaria». Los profesionales asumen ese control de la
referente de la excelencia de las organizaciones y de su     vida de la persona con la finalidad de favorecer su recu-
labor, no se pueden desdeñar estas actuaciones ya que        peración. Pero en ocasiones las personas llegan de
suponen un obstáculo tanto a la gestión del sistema,         forma global con un buen criterio y funcionamiento y,
como al desarrollo eficaz de los procesos y de sus resul-    sin embargo, se ejerce el mismo control mediante un
tados. Estos últimos son los que muestran la satisfac-       rol excesivamente directivo, autoritario o paternalista.
ción de las personas con enfermedad mental en los ser-       Algo ilógico se mire por donde se mire. Son personas
vicios residenciales, pero también, desde la calidad         que podemos considerar prácticamente rehabilitadas,
total, la de otros muchos «agentes que intervienen en        por lo tanto «no es verdad que todos los pacientes que
la organización: clientes, personas empleadas, accionis-     sufren una enfermedad mental grave requieren rehabi-
ta o financiadores y sociedad en general»2.                  litación»3. Muchos se podrían recuperar «sin necesidad
                                                             de una rehabilitación exhaustiva e intensiva, una vez
   El análisis de la realidad de los centros residenciales   que se consigue la eliminación de sus síntomas más
se realizará desde el formato de revisión narrativa, par-    difíciles mediante la medicación apropiada»3. Una eva-
tiendo de dos objetivos principales: utilizar la pedago-     luación individualizada del usuario, que tenga en cuen-
gía para interpretar y reconfigurar la realidad de los       ta su globalidad, todo su ser, y no sólo la enfermedad,
centros e introducir algunos elementos fundamentales         facilitaría ampliamente la adecuación, personalización
de la calidad en rehabilitación psicosocial. Éstos obje-     y necesidad del proceso rehabilitador.
tivos, líneas maestras, serán concretados en el texto a
través de una serie de propuestas.                              Los recursos residenciales suelen tener una estructu-
                                                             ra jerárquica en la que cada profesional ocupa una posi-
Gestión de errores                                           ción y en el que por ende se coloca a la persona con
                                                             enfermedad mental en el último lugar de la pirámide.
   Existen tres grandes errores que los profesionales        Por mucho que se hable de gestión horizontal.
cometen a la hora de realizar su trabajo con estas per-
sonas, pero que también son extrapolables a la labor            «Se estructuran en una jerarquía de poder que hace
que desde los diversos recursos de lo social se realizan     posible el mando y el control»4. Este modelo no es, por
con otros colectivos. El primer error es la relación de      desgracia, una excepción sino que está implantado
poder del profesional sobre el usuario, el segundo, la       como generalidad en las organizaciones relacionadas
deshumanización en el trato y el tercero, la falta de pro-   con el ámbito de los servicios sociales.
fesionalidad. Esta triada de errores o fallas interrelacio-
nadas, de forma atenuada en ocasiones, se reflejan en el        Ésta situación coloca directamente a la persona por
día a día de las residencias pasando inadvertidas por su     debajo de todos los profesionales del servicio y por
cotidianeidad, su generalización y su extensión.             tanto favorece que los profesionales, del director al
                                                             educador o hasta el personal de administración y servi-
   La transigencia o la normalización laboral de estas       cios, vean al usuario como una persona sobre la que tie-
negligencias produce un efecto contrario respecto a la       nen algún tipo de derecho y sobre la que pueden ejer-
recuperación de los usuarios y la calidad del servicio       cer cierta autoridad y mostrar cierto poder. Se marca
que a los mismos se quiere ofrecer. Por tanto parece         por tanto un modelo de experto-paciente en el que la
importante conocer más a fondo esta problemática,            primera y la última palabra sobre miles de asuntos, del
para proponer soluciones y alternativas a la misma.          más importante al más nimio, quedan fuera de la pro-
                                                             pia persona, bajo el imperativo «yo soy el experto, yo
Del maternaje al empoderamiento                              tengo la razón». Algo totalmente contrario a la visión
                                                             que propugna el modelo de recuperación respecto a
   Las personas que llegan a un recurso residencial lle-     favorecer al máximo la autonomía personal del usuario
gan con historias, con biografías, en las que la caracte-    evitando la coerción.
rística principal es la falta de control sobre sus propias
                                                                Claro es que las residencias para llevar a cabo su
                                                             cometido tienen unas normas de funcionamiento sin
                                                             las cuales se haría difícil la convivencia, al igual que
                                                             también sería difícil la recuperación sin el PIAR

46 Rehabilitación Psicosocial 2010; 7 (1 y 2): 45-52
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