Page 30 - GUIA DE INTERVENCION FAMILAR EN LA ESQUIZOFRENIA
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Algunas aportaciones posteriores se han dirigido a ello. Cabe señalar la de Amaresha y Venkatasubramanian
(2012). En el trabajo, los autores ofrecen una visión general sobre la EE y de su evolución. Inciden también, en
que las evaluaciones disponibles sobre EE se orientan principalmente a los aspectos negativos del constructo,
descuidando sus aspectos positivos. Y realizan otras sugestivas observaciones, tales como:

       •	 Que es preciso realizar una adaptación y validación de los instrumentos de evaluación de la EE para
             contextos socioculturales no occidentales.

       •	 Que es preciso disponer de programas de formación dirigidos a profesionales para su capacitación y
             entrenamiento en la medición de la EE.

       •	 Que es preciso realizar un cambio de paradigma en las intervenciones clínicas sobre la EE, desde un
             enfoque que contemple la resiliencia familiar y sus potencialidades.

Para concluir, conviene resaltar la importancia que de forma reiterada se ha venido señalando, respecto a la
necesidad de incorporar en la práctica asistencial rutinaria, la evaluación de la emoción expresada por su posible
implicación en otras áreas de especial relevancia.

Así, por ejemplo, se ha evaluado la relación entre la salud general y la emoción expresada de los familiares. Al
respecto, la reciente aportación de Gogoi y Khanikor (2018). Este estudio realizado en India, sobre una muestra
de 300 familiares de pacientes esquizofrénicos, encontró una correlación positiva estadísticamente significativa
entre la salud general y la emoción expresada.

Las autoras constatan, que cuando los miembros de la familia aumentan su nivel de estrés, también aumenta su
emoción expresada hacia los pacientes, o en consonancia, que el alto nivel de EE conduce a niveles más elevados
de estrés en los familiares. Para la evaluación utilizan el GHQ-12. Cuestionario de Salud General (Goldberg, 1978)
y la Escala de Actitud Familiar (Kavanagh et al. 1997).

Como implicaciones para la práctica, las autoras señalan, que los niveles de estrés o problemas de salud
que puedan presentar cuidadores y familiares deben ser evaluados de forma rutinaria por los dispositivos
asistenciales. Concluyen, que la psicoeducación y el asesoramiento sobre estrategias de afrontamiento centradas
en el control de las emociones, pueden contribuir eficazmente a reducir la EE.

III.3 CARGA FAMILIAR: CONCEPTO. CARACTERÍSTICAS

Desde el inicio de la desinstitucionalización psiquiátrica, y con el actual modelo de atención comunitaria, el papel
de la familia haciéndose cargo de los pacientes ha sido fundamental, convirtiéndola en el principal recurso para
el cuidado y mantenimiento en la comunidad de las personas con enfermedades mentales crónicas, además de
reducir el uso a largo plazo de los servicios psiquiátricos (Brown y Birtwistle, 1998).

Para la vida familiar, asumir esta tarea ha supuesto consecuencias importantes teniendo en cuenta, además,
que la desinstitucionalización psiquiátrica no ha conllevado en la mayoría de los casos, una adecuada provisión
de servicios y programas de actuación en la comunidad. Sin embargo, Test y Stein (1980) ya habían señalado,
que el tratamiento en la comunidad no tendría que provocar mayor carga en la familia ni en la comunidad si se
proveía de un apoyo adecuado.

La esquizofrenia provoca en muchos casos, una dificultad en el desempeño de las funciones propias de cada
etapa del ciclo vital imposibilitando el logro de una vida independiente. Se reducen las posibilidades de acceso
a un empleo, el autocuidado personal puede ser inadecuado y la capacidad para las relaciones sociales puede
estar severamente afectada. Como consecuencia de ello, la familia debe ocuparse de la persona afectada más
allá de lo que supone sus funciones habituales. La función de cuidador/a añadida a las funciones familiares
habituales es lo que provoca la “carga”.

En el Diccionario de uso del español de la significada filóloga y lexicógrafa María Moliner (1900-1981) entre las
diversas acepciones de carga, se encuentran las siguientes:

       “Obligación aneja a un cargo, estado, oficio. Efecto causado en el cuerpo o el espíritu de alguien por cosas
       que cansan, gastan, hacen padecer. Pesadumbre, peso. Conjunto de sensaciones, sentimientos o ideas
       que pueden llevar asociados una acción o situación, una manifestación artística, unas palabras”.

Por tanto, el concepto de carga tendrá que ver con la obligación, el cansancio, el padecimiento, la pesadumbre,
los sentimientos y las ideas. Y tendrá repercusiones en “el cuerpo y el espíritu”.

Zarit et al. (1980), definían la carga o sobrecarga como el grado en que la persona cuidadora percibe la repercusión
del cuidado y atención del paciente, sobre diferentes aspectos de su salud, su vida social, personal y económica.

Son numerosas las evidencias que se han ido acumulando del impacto que genera este cuidado en la salud

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